Aurora Calvo Pardo: "La fuerza del corazón no se puede detener"

Le he dado muchas vueltas a esta primera pregunta, Aurora...

Pregunte, pregunte.

Javier Planas, exfutbolista del Zaragoza, me enseñó que ante el dolor ajeno se puede respetar y apartarse a un lado o volcarse con quien lo sufre. Él no tiene familiares directos que sufren la enfermedad, pero se vuelca con Aspanoa en la lucha contra el cáncer infantil. Su caso es semejante.

Es cierto que, afortunadamente, ningún familiar directo mío padece cáncer. Pero aquí me tiene...

¿Cómo llegó ahí?

Fue por casualidad, pero cuando vi el problema en toda su dimensión, me entregué por completo.

Lo suponía...

Antes de nada, hay que decir que soy médico. Trabajo en el Programa de Prevención del Cáncer de Mama en Huesca. Hace algunos lustros, en un momento de cambio político, de conflictos entre la DGA y el entonces Insalud, quedaron 3.000 mamografías perdidas en una caja, sin que nadie las revisara. Vi el enorme problemón y no sabía qué hacer...

Podía haber avisado a la prensa...

De la ayuda que puede prestar la prensa hablaremos luego. Después de pensarlo, decidí llamar a la puerta de la AECC en Huesca. La entonces presidenta, Kiti Aulló, pagó un radiólogo privado para revisarlas. Desde entonces no ha habido problema alguno y las radiografías se hacen con las máximas garantías. Yo les dije que era médico y que podían contar conmigo para lo que hiciera falta. Y...

¡Y contaron!

Cogí el coche y empecé a dar charlas de prevención del cáncer de mama por los pueblos. Cada vez me iba metiendo más y más. La fuerza del corazón no se puede detener. Y el corazón me pedía ayudar a los demás. De Huesca soy presidenta desde hace 10 años, y de Aragón, desde hace dos. Quiero subrayar, ante todo, que ser presidenta es ser un voluntario más.

Subrayado queda, Aurora.

En Aragón somos 14.000 socios y 700 voluntarios, además de los colaboradores.

En el mundo sigue quedando gente maravillosa...

Desde la AECC informamos para proclamar que el 50% de los cánceres se puede prevenir.

Le zurran bien al tabaco...

Y al sol, y al alcohol... También hablamos de la detección precoz y se realizan labores de acompañamiento a enfermos. Y hasta rascamos algún eurillo para investigación. Este fin de semana hemos organizado el I Congreso Aragonés de Personas con Cáncer y Familiares. Ha sido un éxito. No cabía más gente en el Palacio de Congresos. Casi mil asistentes.

A estos congresos de vanguardia suelen ir médicos de vanguardia.

Y es positivo que vayan buenos médicos. Pero también hemos considerado que debían ofrecer su punto de vista todos los sectores que tienen algo que decir sobre el cáncer: pacientes, familiares, psicólogos, trabajadores sociales, médicos de cabecera, enfermeras...

Han participado las 10 asociaciones contra el cáncer en Aragón.

La unión hace la fuerza. Todas las asociaciones han tenido su estand y su taller.

Ojeando el programa, me ha chocado el taller de optimismo inteligente.

Su propio nombre lo define. La enfermedad es algo inherente al ser humano, como la muerte, que es parte de la vida. Hay que saber conducir el optimismo. El objetivo es la cura. Pero también mejorar la calidad de vida del paciente y del entorno. Hay que saber convivir con la enfermedad y recorrer con fortaleza el camino.

El taller de humor constructivo también pinta bien. Y el de comunicar en el cáncer. Debe ser durísimo comunicar la enfermedad...

El de comunicar no se refiere a comunicar la enfermedad, sino a la influencia de la prensa en el cáncer. Y aquí les voy a dar un palito a algunos periodistas...

Con cuidado, por favor...

Me hace daño cuando oigo y leo frases como ‘el cáncer de la corrupción’. Conviene buscar otro calificativo para males tan graves como la corrupción... Afortunadamente, nada tiene que ver el cáncer con esa lacra...