Lituénigo pesa a un vecino del pueblo en su acto más tradicional

El pesaje de los niños reunió a 24 bebés nacidos en el último año.

Daniel, bebé de Lituénigo se ha pesado en la balanza acompañado de toda su familia.
Lituénigo pesa a un vecino del pueblo en su acto más tradicional
N.B.

Un total de 24 niños se han pesado este domingo en la balanza de Lituénigo para cumplir con una de las tradiciones más arraigadas del pueblo, declarada Fiesta de Interés en Aragón desde 1998. El protagonismo de este año del pesaje de los niños se lo ha llevado Daniel, vecino del pueblo de apenas un mes de vida que se ha pesado en la romana para equiparar su peso en trigo, y cuyo padre se ha alzado vencedor en la posterior subasta del cereal.


El origen de esta tradición se sitúa en el siglo XVIII, cuando un matrimonio de Lituénigo que no podía tener hijos solicitó consejo a un monje capuchino de Tarazona. Cuenta la leyenda que el religioso les aseguró que su deseo sería escuchado en el cielo y la pareja prometió donar tantas talegas de trigo como kilos pesase su hijo. Cuando el niño nació, los padres cumplieron su promesa. Desde entonces se celebra esta tradición en honor de San Miguel cada último domingo de septiembre.


Lituénigo pesa a un vecino del pueblo en su acto más tradicional



“Estoy orgulloso y contento, porque es una tradición del pueblo y me empeñé en que quería llevármelo. Con mi hija mayor no pude porque los abuelos estaban ilusionados y fue para uno de ellos, pero es un privilegio llevarse la subasta del trigo”, ha contado Juan Miguel Pellicer, el orgulloso papá que iba vestido con el traje regional, al igual que su mujer y sus dos hijos.


Lituénigo es un municipio pequeño, en el que no nacen niños todos los años. “No es algo que suela pasar habitualmente que tengas para pesar un niño nacido en el pueblo y mucho menos que se lo lleve el padre, es un orgullo y una emoción para todos”, ha explicado el alcalde, Alberto Negredo.


Todo el trigo del pesaje de los niños, un total de 670 kilos, se ha subastado a continuación, pujando con tantos que equivalen a tres céntimos de euro. La última puja ha sido la de Juan Miguel Pellicer, que ha conseguido coger las llaves de la iglesia antes de que nadie hiciese otra propuesta. “El trigo se ha subastado por un total 30.405 tantos a un valor de 912,15 euros, lo que sumado al precio de salida del trigo han hecho un total 1.079,65 euros. El resultado es que el precio de un kilo de trigo asciende a 1,61 euros, el más caro de España”, ha indicado el alcalde. El ganador de la subasta tiene un año para abonar este dinero que se destinará al culto de San Miguel.


Es una costumbre que no se quiere perder. “Es una tradición y un honor, porque de hecho todos estamos pesados por esta báscula, nuestros antepasados y nuestros hijos”, ha expresado Negredo.

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