La brujería y los oficios perdidos atraen a miles de personas hasta Trasmoz y Lituénigo

La feria de la magia suma a su atractivo su reciente declaración como fiesta de interés turístico de Aragón.

Carmen París, Bruja de Honor, participó en los numerosos actos organizados en Trasmoz.
Carmen París, Bruja de Honor, participó en los numerosos actos organizados en Trasmoz.
N. Bermejo

Trasmoz y Lituénigo recibieron ayer a miles de visitantes con motivo de la celebración de sus ferias temáticas. La de brujería, en Trasmoz, era la primera vez que lucía su título de fiesta de interés turístico de Aragón, y la de oficios perdidos de Lituénigo contó un año más con la implicación de los vecinos para revivir los trabajos de sus antepasados.

Hace ya 17 años que Trasmoz celebra su feria de Brujería, Magia y Plantas Medicinales. Un pasacalles por el casco urbano del municipio marcó el inicio de una intensa jornada. Tras la lectura del pregón por la Bruja del Año, Pilar Castro, se le rindió el homenaje a la Bruja de Honor, un título que este año recayó en la cantante Carmen París. "Tengo vinculación con la zona por haber venido a cantar muchas veces y ahora me convierto en una embajadora de la feria. En nuestra cultura, todo el conocimiento sobre las plantas medicinales que guardaban las mujeres se perdió en la quema de brujas", dijo París.

Trasmoz es el único pueblo excomulgado de España, desde el año 1252, y también está maldito desde 1511, dos condiciones que le han otorgado fama a nivel nacional y que incluso han traspasado fronteras. En la jornada de ayer, la representación de la maldición volvió a ser uno de los platos fuertes de la programación.

"Por la tarde viene siempre más gente, pero nos sorprendió que por la mañana, a pesar del mal tiempo, haya habido una gran afluencia". El alcalde reconoció que el municipio estaba "desbordado". "Mucha gente ha venido a ver a Carmen –indicó– y creo que van a quedar encantados porque se está haciendo fotos con todo el mundo".

Trabajos del pasado

A pocos kilómetros de allí, la localidad de Lituénigo volvía a retroceder al pasado con la celebración de su exitosa feria de Oficios Perdidos. Se trata de una cuidada representación de los trabajos que se realizaban antaño, una cita que implica a casi todos los vecinos. "Es una jornada de fiesta con cosas que no se ven todos los días y nos involucramos todo el pueblo, todos tenemos un papel o un puesto en la feria", contó Juan Miguel Pellicer, de la asociación cultural ‘Los Ancebillos’, que hacía de dulzainero.

Tras la lectura del pregón, se llevó a cabo la siega y la trilla en un campo cercano al pueblo. Por las calles del pueblo era posible contemplar la labor que hacían hilanderas, herreros, cesteros, alfareros, herrero, colmenero, afilador, aguador, estañador, alguacil, joteros, gaiteros, dulzaineros… y así una larga lista hasta completar más de 40 puestos y paradas de artesanos.

"Este año ha venido mucha gente desde primera hora de la mañana, y pensábamos que iba a ser al revés por el tiempo. Los abuelos disfrutan haciendo los trabajos de su juventud y los niños aprenden. Tiene tirón entre el público y esperemos que la feria vaya a más, por eso estamos peleando y nos gustaría que las instituciones apoyasen más estas cosas", dijo el alcalde, Alberto Negredo. La actuación de La Ronda de Boltaña cerró la programación de esta decimosexta edición. "Nos ha costado mucho conseguir su actuación", explicó Pellicer. El grupo celebra este año su 25 aniversario y recibió la Medalla de las Cortes hace unos meses.

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