La despoblación se ceba con el medio rural y 174 municipios ya no alcanzan los 100 habitantes

Más de la mitad se consideran demográficamente con peligro de desaparición por su elevado grado de envejecimiento.

El alcalde, en el centro, con Cheles y Javier, dos vecinos que residen gran parte del año en el pueblo. J. A. P.
El alcalde, en el centro, con Cheles y Javier, dos vecinos que residen gran parte del año en el pueblo. J. A. P.

Los datos reflejan la dura realidad a la que se enfrentan cada vez más municipios aragoneses. Ya hay 174 pueblos con menos de 100 habitantes. De ellos, más de la mitad son demográficamente terminales y cuatro de cada diez se consideran muy viejos. Hace dos décadas, eran 128. En 190 localidades de las tres provincias no viven prácticamente niños menores de 15 años (56 no tienen ninguno). La situación, lejos de mejorar, empeora conforme pasa el tiempo. Las cifras oficiales reflejan que, de 2005 a 2015, el 74,8% de los núcleos de Aragón (546) ha visto mermado su población, lo que está estrechamente vinculado a su tamaño y a una estructura demográfica envejecida. Esta tendencia puede persistir a medio plazo con la salida de la población extranjera del territorio aragonés y el descenso de la natalidad.


Desde el Consejo Económico y Social de Aragón (CESA)evidencian que los municipios que ocupan una posición más desfavorable en el territorio aragonés se localizan principalmente en la provincia de Zaragoza (25) y en la de Teruel (23). Solo dos se ubican en Huesca. Estas 50 localidades (el 6,8% del total) se caracterizan por no superar los 100 habitantes, contar con escasa población infantil y juvenil y un porcentaje de vecinos de más de 64 años que sobrepasa el 40%, así como una pérdida de población superior al 20% en la última década. Comunidad de Calatayud y Jiloca son las comarcas más damnificadas. Entre estos pueblos que ocupan el preocupante ‘top ten’ de los calificados como terminales están Bagüés, Los Pintanos, Torrijas, Las Cuerlas, Godojos, Valtorres, Cabolafuente, Peracense, Sisamón o Cosa.


El envejecimiento es otro factor, que unido a la baja natalidad, agrava la situación. Según las cifras del Instituto Aragonés de Estadística, 27 pueblos turolenses, 26 zaragozanos y tres oscenses no tienen niños menores de 15 años. Las risas y juegos de los más pequeños tampoco son muy habituales en el 26% de los pueblos de Aragón:190 municipios tienen menos de seis chavales en su padrón. La edad media de la población española se sitúa en 42,7, una cifra ligeramente inferior a la aragonesa:44,3.


Aragón es una de las comunidades autónomas –junto a Extremadura, Castilla-La Mancha y Castilla y León– donde más destacan los problemas de desequilibrio demográfico y dispersión territorial. La zona rural aragonesa se compone de 672 municipios (el 91,9%), pero solo concentran el 16,4% de la población. 13 ciudades, sin embargo, aglutinan al 69% de los habitantes de la región.Cambio de tendencia


Dentro de este desolador panorama, hay también espacio para la esperanza. La población aragonesa ha crecido en los diez últimos años un 3,8%, un aumento que, sin embargo, se da solo en aquellos núcleos de más de 2.000 habitantes. El área de influencia de Zaragoza incluye las localidades con menor grado de envejecimiento en 15 núcleos, de hecho, la población de más de 64 años no supera el 15% de sus residentes. El porcentaje de población mayor en Cuarte de Huerva, con 12.141 habitantes, se sitúa en el 4,7%. O de los 18.430 empadronados en Utebo, por ejemplo, solo el 10,5% supera esa edad.


Un proyecto que se puso en marcha hace años para exigir al Ejecutivo autonómico medidas que eviten la despoblación rural es la Serranía Celtibérica, que impulsa el catedrático Francisco Burillo. Implica a cinco comunidades (Aragón, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Valencia y Rioja), zonas que comparten una densidad demográfica tan baja que sus promotores las equiparan con Laponia.


La misma filosofía de conseguir fijar a los jóvenes en los pueblos y buscar nuevas familias que contribuyan a mantener las escuelas abiertas mueve a la Asociación Contra la Despoblación Rural, un colectivo que aglutina a personas de Aragón, Soria, Guadalajara y Cuenca, que nació en 2012 de la mano de Javier Pérez. No cuenta con subvenciones y es independiente. Intenta repoblar el territorio poniendo en contacto a personas de cualquier lugar de España que desean regresar al medio rural y a pueblos que necesitan profesionales o nuevos vecinos. Se organiza a través de padrinos que acompañan a las familias a lo largo de todo el proceso. El trabajo (90% ‘online’ y 10% de campo) lo realizan 40 voluntarios.


De las más de 500 familias que han contactado con ellos, 22 han conseguido asentarse. Isabel Esteban Ríos, portavoz de la agrupación, explica que "queremos que las personas en los pueblos tengan los mismos derechos que las que viven en la ciudad".

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