Los ocho viajes de las pinturas de Sijena

Los frescos románicos de la sala capitular que Cataluña se niega a devolver pese a la sentencia judicial han sufrido múltiples traslados desde que fueron arrancados en 1936.

De "atentado cultural" llegó a calificar el consejero catalán de Cultura, Santi Vila, el traslado de las pinturas de la sala capitular de Sijena al monasterio, ordenado en julio por una sentencia de un juzgado de Huesca. Vila alegó ante este nuevo revés en los tribunales, como hizo la Generalitat durante todo el proceso judicial, que los frescos, una de las joyas que expone el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), están en un estado de "degradación importante", y que un nuevo viaje los arruinaría definitivamente.


Pero lo cierto es que las pinturas murales han sufrido hasta ocho traslados desde que hace ahora 80 años fueran arrancados de la sala capitular tras el incendio del monasterio a manos de anarquistas, nada más comenzar la Guerra Civil. La historiadora Marisancho Menjón ha reconstruido el periplo mediante una compleja investigación cuyos detalles se publicarán en un libro en el que está trabajando.


Menjón explica que el primer destino de las pinturas fue la Casa Amatller de Barcelona, propiedad de una familia burguesa y donde José Gudiol, encargado del arranque de los frescos, montó su taller de restauración. De allí, en 1940, las pinturas pasaron al Museo de Barcelona, actual MNAC.


Acabada la Guerra Civil, se pone en marcha en Zaragoza una de las delegaciones del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional, creado para recuperar y restaurar los bienes deteriorados durante el conflicto bélico. Su comisario en esta zona, Manuel Chamoso, recuerda la historiadora, "se preocupó mucho por Sijena" e intentó promover la rehabilitación del monasterio, así como la restauración de los frescos.


En 1943, consiguió los permisos para que salieran del MNAC, donde permanecían desmontados, y volvieran a Casa Amatller. Pero Chamoso no consiguió que la Dirección General de Bellas Artes sufragara los trabajos. Después Chamoso fue enviado a otro puesto y no fue hasta 1949 cuando las pinturas quedaron por fin restauradas, a instancias del nuevo director del MNAC, Ainaud de Lasarte. Logró que el Ayuntamiento de Barcelona aportara 118.000 pesetas de la época, aunque no se encomendó a las autoridades y actuó "sin permiso", según Menjón.


Ese año, la sala capitular regresó al museo barcelonés y fue instalada, tras su montaje, en una sala cerrada al público. Ya en 1961, se llevaron a otra donde fueron por fin expuestas en el marco de una gran muestra internacional sobre el románico. Precisamente, con la excusa de este acto se arrancaron en 1960 los restos de frescos que quedaban en la sala capitular y una serie de valiosas pinturas profanas de Sijena.


Tras la exposición, el conjunto se mueve a otra sala, la que hoy ocupa, que se abre al público en 1973. Pero allí no acabó ni mucho menos el peregrinaje de los codiciados murales. Catorce años más tarde, detalla la historiadora zaragozana, fueron de nuevo desmontados y entre 1987 y 1995 permanecieron en un área de reserva mientras se rehabilitaba el edificio. "Los arcos –asegura– estuvieron todo ese tiempo separados en dos mitades", antes de reponerlos en su sala, donde se exhiben desde hace 21 años. En resumen: hasta ahora las pinturas han estado expuestas 36 años y han vivido ya 8 traslados.

En Londres y Nueva York


Y eso sin tener en cuenta las salidas internacionales, porque parte del conjunto también ha viajado al extranjero. En 1970, siete compartimentos de las Genealogías (en el intradós de los arcos) estuvieron en Nueva York y tres de ellos volvieron allí en 1987. Además, en 1984, el arco de la puerta descubierta en 1960 se expuso en Londres. Ante todo ello, Marisancho Menjón critica los argumentos de la Generalitat y el MNAC –que recurrirán el fallo judicial–, para los que "el único traslado que no se puede consentir, porque las pinturas se desintegrarían por completo, es el que las devuelva a Sijena". "Son pinturas delicadas, pero ya han llevado mucho tute", constata.


En su sentencia, la juez que ordenó su regreso consideró que el traslado y su integración en la sala capitular "es posible siempre que se adopten las medidas y precauciones necesarias para ello, y siempre que no se separe la pintura de la tela y la tela de la madera". Para adecuar la estancia noble del cenobio, la DGA tiene previsto iniciar este mes unas obras que se prolongarán hasta finales de año y en las que se invertirán 252.700 euros.

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