Riesgos a la hora de disfrutar de las piscinas naturales

?Corrientes de agua, caídas o contaminación son algunos de los contras de los rincones naturales de la Comunidad.

El Matarraña esconde algunas de las más bellas pozas de todo Aragón.
El Matarraña esconde algunas de las más bellas pozas de todo Aragón.
Heraldo

El salto de Bierge, el Pozo de los Chorros o el Mar Muerto de Naval son algunas de las piscinas naturales de las que dispone Aragón para disfrutar del verano sin necesidad de pisar la playa. Espacios abiertos a los que muchos recurren para pasar el fin de semana o incluso como destino turístico de sus vacaciones para disfrutar de un baño en plena naturaleza. Pero, ¿qué riesgos existen en estas aguas?


Golpes contra rocas, caídas desde demasiada altura o quedar atrapado por la corriente son los riesgos que pueden correr si no se extrema la precaución. No resulta igual disfrutar de un baño en un río que en un lago, ni los peligros a tener en cuenta son iguales. Para nadar en este tipo de aguas abiertas “hay que ser conscientes del factor naturaleza”, aseguran desde la Federación Aragonesa de Salvamento y Socorrismo (FASS).


De un año a otro la naturaleza sufre una serie de cambios a tener en cuenta. “Cuando se produce una subida del caudal del río, se arrastran muchas rocas y ramas, y eso provoca que la profundidad de las pozas o lagos cambie”, explican desde FASS.


Otro factor importante a tener en cuenta son las corrientes del agua. En los ríos es habitual que se generen y que los bañistas puede ser arrastrados. Sin embargo, en los pantanos o lagos no existe este riesgo: “En los pantanos puede haber bancos de lodo en los que el bañista puede quedar atrapado”.


Además de los riesgos naturales, uno de los componentes más importantes a la hora de salir a nadar en aguas abiertas es la falta de vigilancia. “Lo más importante es evitar meterse el agua si no hay supervisión de cualquier tipo”, advierten desde FASS.


En los parajes naturales las zonas de baño se encuentran sin supervisión puesto que se trata de lugares de uso común, según explican desde la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE): “Cuando estas zonas no pertenecen a ninguna administración particular, el baño queda bajo la responsabilidad de cada uno”.


Aunque los rescates en estos parajes no suelen ser muy habituales, en alguna ocasión ha habido que lamentar daños personales debido a la falta de vigilancia. “Es necesarío que haya un acompañante que pueda dar el aviso con tiempo, puesto que cuando salen a nadar en solitario hasta que nos dan el aviso ya es tarde para hacer algo”, aseveran desde FASS.La contaminación

La calidad de estas aguas es otro agente a tener en cuenta. En las zonas de baño declaradas, el control del estado del agua corre a cargo de la propia Comunidad Autónoma, que debe encargarse de que el agua cumpla los requisitos de calidad y contaminación.


Aunque las aguas estén limpias, los bañistas pueden encontrar la fauna propia de la zona. “No hay que olvidar que siempre puede haber un erizo o serpiente de agua”, asegura FASS.


Las crecidas en los ríos siempre arrastran desde sedimentos hasta basuras que en ocasiones perjudican la calidad del gua. “No es igual el agua del punto más alto de una montaña, que siempre va a ser cristalina, que la de la parte más baja, que siempre estarás más sucia”, explican desde la CHE.Fuente ornamentales

Las fuentes públicas son otro recurso al que muchos acuden para refrescarse. Desde el Ayuntamiento de Zaragoza aseguran que nadie corre peligro a la hora de darse un chapuzón puesto que en los últimos 10 años todas las fuentes ornamentales construidas incorporan un sistema de cloración autónomo, que garantiza una aportación ajustada de cloro. De esta manera las fuentes están controladas y permiten evitar riesgos.


Aunque factor a valorar por parte de los bañistas son las multas. Según la Ordenanza Municipal de Uso de Zonas Verdes, el baño en estas fuentes está prohibido. Al igual que hoy en día en el salto de Bierge. Desde hace unos meses el Ayuntamiento de la localidad pidió a finales de la temporada pasada la intervención de la DGA para acondicionar la zona y regular los accesos.


De esta manera el Consistorio de la localidad evita verse involucrado en otro de los peligros que implican estas piscinas naturales, la práctica de saltos o barranquismo que ofrecen este tipo de estanques.

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