El estudio del corazón del padre fallecido en Calatayud tras una pelea plantea una muerte súbita

El laboratorio confirma los graves problemas coronarios de la víctima y se aleja de la tesis de la posible muerte violenta. La juez exige otro informe de autopsia a 2 forenses distintos.

Tras pelearse con otro vecino, Juan Antonio Aranda cayó muerto en esta plaza de Calatayud.
Tras pelearse con otro vecino, Juan Antonio Aranda cayó muerto en esta plaza de Calatayud.
Macipe

El Instituto Nacional de Toxicología cree que Juan Antonio Aranda Moreno, el vecino de Calatayud fallecido el pasado 1 de mayo tras una pelea, pudo sufrir una muerte súbita de origen cardiaco vinculada a sus graves problemas coronarios. Así se lo acaba de hacer saber a la juez que investiga el caso, quien trata de aclarar si el fallecimiento de este hombre de 52 años se produjo por causas naturales o como consecuencia de la agresión sufrida y por la que la Policía detuvo e imputó por homicidio a Jesús L. M , alias ‘Starky’.


Pese al informe policial y a la declaración inculpatoria de la mujer del fallecido, la instructora decidió dejar en libertad con cargos al agresor, al que defiende el letrado José Cabrejas. Y lo hizo porque esperaba que el informe definitivo de la autopsia le despejara las dudas que albergaba sobre las verdaderas causas del fallecimiento.Sin embargo, las explicaciones de la forense que examinó el cuerpo de la víctima no ayudaron mucho a la juez, puesto que la médico concluyó que se trataba de "una muerte en el límite entre la muerte natural y la violenta".


Como publicó HERALDO, la forense apuntaba en su informe que no había encontrado lesiones externas en el cadáver, para concluir que "la causa fundamental de la muerte fue un traumatismo craneal, que puso en marcha un proceso hemorrágico para el que el sujeto era especialmente vulnerable". No conforme con estas explicaciones, puesto que no le permitían saber si el encausado había tenido algún tipo de responsabilidad en el fallecimiento de Juan Antonio Aranda, la instructora del caso pidió a la forense una serie de aclaraciones urgentes. Entre otras cosas, la juez quería saber si se habían tomado muestras al cadáver para ser analizadas, a lo que la doctora del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) contestó que no.

Un inesperado hallazgo

La sorpresa saltó días después, cuando el policía que instruyó el atestado compareció en el juzgado para contar a la instructora que había presenciado la autopsia y había visto cómo la forense extraía el corazón del fallecido y lo conservaba en un bote con formol. Ante tal revelación, la responsable de las pesquisas preguntó al IMLA si tal información era cierta, lo que le fue confirmado. Dada la importancia del hallazgo, la juez ordenó el envío urgente del corazón al laboratorio del Instituto Nacional de Toxicología de Barcelona, que acaba de decirle que el hombre pudo sufrir una muerte súbita coronaria.


Al comprobar que las conclusiones del laboratorio y las de la forense que hizo la necropsia no coinciden, la titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Calatayud acaba de ordenar que dos profesionales distintos del IMLA elaboren un nuevo informe de autopsia, en el que deberán tener en cuenta el análisis del corazón remitido desde el Instituto Nacional de Toxicología.

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