El futuro está en la agricultura

De la agricultura y ganadería (en adelante agricultura para simplificar) suele decirse que vive en una crisis continua. Esto que es cierto para algunos cultivos, no siempre se cumple. En la geografía nacional, hay cultivos rentables que afortunadamente pueden asegurar a sus productores la posibilidad de vivir de sus explotaciones. Tres ejemplos de ello: cultivos tropicales del sur, invernaderos almerienses, alfalfa en los últimos años. La agricultura está ante grandes retos para el futuro. Por un lado, la combinación de agricultura sostenible y agricultura inteligente, por otro la concentración de la oferta excesivamente atomizada y la apuesta decidida de todos por la calidad.


Sin duda, la agricultura y ganadería han de ser sostenibles desde el punto de vista medioambiental y también económico. La aplicación del conocimiento y de todas las innovaciones que la tecnología está poniendo en manos del sector, son elementos clave para conseguir la rentabilidad sin menoscabo de la sostenibilidad.


Hay una tendencia evidente a utilizar todos los medios tecnológicos disponibles para hacer una agricultura más eficiente y rentable, acompañados de las técnicas más innovadoras. Drones, satélites, tractores guiados por Gps, controles informáticos del ganado y de su alimentación, aplicaciones que ayudan al seguimiento y control de las explotaciones, etc., están dando servicios muy valiosos a los agricultores.


La agricultura española es muy dinámica y ha sabido adaptarse en un entorno de crisis, conquistando mercados que hasta hace unos años eran inimaginables. Y eso se fundamenta en una mejora de la productividad y de la calidad, con un claro interés por buscar nuevos mercados, como consecuencia de la crisis de nuestro país, y también del veto ruso.


El reto está ahí. Queda mucho por hacer, pero en Aragón tenemos una gran oportunidad. Hay un sector unido en lo esencial que se aglutina a través de la Alianza Agroalimentaria Aragonesa, y que ha pasado de ser una desconocida hace apenas cuatro años, a tener un gran reconocimiento dentro del sector, en los distintos ámbitos políticos y sociales y también fuera de Aragón donde se ve con cierta ‘sana envidia’. El nuevo programa de Desarrollo Rural, segundo Pilar de la PAC, tiene unos objetivos ambiciosos: fomentar la competitividad, la trasferencia y la innovación, con respeto al medioambiente y un uso racional de los recursos tendente a una economía baja en carbono. Además pretende ayudar a organizar la cadena alimentaria, solventar las situaciones de riesgo, y crear un sustrato rural que permita el avance de nuestros pueblos.


El nuevo consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad es un gran conocedor del sector, con una solvencia profesional reconocida por todas las entidades vinculadas con la agricultura, ganadería e industria agroalimentaria. Tiene unas ideas muy sólidas sobre lo que se debe hacer, y estamos seguros de que si tiene los medios económicos para ello, en esta legislatura se producirá un claro avance en materia de regadíos, concentración parcelaria, fortalecimiento de las estructuras productivas y comerciales, desarrollo de nuestra industria agroalimentaria, etc. Son muchos los desafíos, y también las oportunidades. Ojala sepamos aprovecharlas y hacer que el sector sea reconocido por la sociedad como un elemento estratégico para el futuro de nuestro país.

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