La DGA dará 40 millones a la Universidad y pagará la reforma de Filosofía y Letras

El rector retira el contencioso tras alcanzar un pacto por cinco años que incluye la deuda a largo plazo. El acuerdo no resuelve totalmente los problemas económicos de la institución pero garantiza una inversión estable.

El Gobierno de Aragón y la Universidad de Zaragoza han puesto fin a cuatro años de guerra fría que se recrudeció el pasado mes de abril cuando la institución académica demandó al Ejecutivo (PSOE-PAR) por no cumplir con el acuerdo de financiación que ambas partes firmaron en 2011. El presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, y el rector de la institución académica, Manuel López, anunciaron ayer el fin del conflicto, que tiene un precio: más de 40 millones de euros.


El montante es menos de lo que debería recibir la Universidad si se sumara lo que se le ha dejado a deber en el último lustro, en el que se han congelado y suprimido partidas, pero supone un acuerdo que, sin ser de máximos, satisface a ambas partes: las dos pierden dinero, pero las dos ganan compromisos y estabilidad. La institución consigue que se pague parte de su deuda y una inversión fija a cinco años, frente a la otra opción que era, en el mejor de los casos, ganar un juicio y los 51,5 millones que reclamaba, pero no tener un plan de financiación ni a corto ni a largo plazo.


Como el contencioso se va a retirar -así lo confirmó ayer el rector- el departamento de Universidad de la DGA cierra un conflicto con visos de judicializarse y alargarse hasta el extremo. Y retoma el diálogo con el principal motor de la cultura, la formación y la investigación aragonesa.


Con el pacto, que deberá ser aprobado por los respectivos Consejos de Gobierno de las dos partes, la DGA se compromete a aportar 16 millones de financiación básica hasta 2020 (6,1 están ya en los presupuestos para el año que viene). Además, asume la actual deuda a largo plazo de la Universidad (14 millones) y un fijo en infraestructuras e investigación discreto pero necesario: el compromiso es invertir entre 2,5 y 3 millones por periodo.


Una rehabilitación pendiente

La joya del pacto, por tratarse de una eterna promesa, es la rehabilitación integral de Filosofía y Letras, una facultad que arrastra un largo listado de desperfectos y accidentes, y que no cumple con los mínimos exigibles. Además de todo lo anterior (que suma esos 40 millones), el Gobierno de Aragón financiará la necesaria reforma del edificio.


En el 2006 se hizo ya un proyecto que recogía todas las actuaciones necesarias, y que cifró el coste total en más de 20 millones de euros. La cantidad es inasumible en el momento actual, y la comisión de la que forman parte los ‘negociadores’ de la Universidad y del Gobierno deberá enfrentarse al reto de rebajar la cifra para que las obras puedan comenzar a finales de 2016 o, a lo sumo, a principios de 2017.


"El proyecto se revisará y veremos cuánto se puede aminorar, porque además hay que hacer adaptaciones técnicas", explicó Manuel López. "La obra será muy larga y compleja, porque incluye la demolición de la parte más moderna, la de Filología, la restauración del edificio central y el traslado de profesores y estudiantes a otro sitio", detalló.


El rector presentará su cese este mismo mes o a principios de enero, y se va habiendo conseguido cerrar el pleito con la DGA y una financiación, al menos, estable; que merma su deuda. Aparte de los 14 millones a largo plazo, habría otros 18 a corto que no son asumidos por el Ejecutivo, aunque posiblemente de estos se restarán 3 que la DGA les va a abonar por el contencioso y alguna otra amortización. "La mayor satisfacción es acabar con un conflicto al que lamentablemente nos vimos obligados a acudir. Deseaba profundamente retirar el contencioso, me hubiera dolido dejarlo así", recalcó Manuel López.


El por qué del conflicto

El enfrentamiento institucional al que ayer se puso punto y final deriva del pacto de financiación de 2011 entre la Universidad y el Gobierno PSOE-PAR. Este acuerdo fue "incumplido" -a tenor de las facultades- por el siguiente equipo de Gobierno (PP-PAR), que durante los últimos años solo mantuvo estable la partida de financiación básica.


Aunque parecía que en 2014 se iba a firmar un pacto, la publicación de los presupuestos de 2015 hizo estallar por los aires la frágil paz que mantenían: las cuentas volvían a obviar cualquier aumento de las partidas para la Universidad, la financiación básica seguía congelada y no se destinaba dinero a infraestructuras.


En noviembre de 2014, la Universidad presentó un requerimiento y la DGA contestó el pasado marzo negándose a pagar las cuantías reclamadas. Así que la institución presentó un contencioso ante el TSJA pidiendo los 51,5 millones que debía haber recibido por el pacto de 2011 y urgiendo el adelanto de 14 de ellos.

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