En ese momento, cuando faltaban solo cinco minutos para el mediodía, cientos de turistas murieron en la plaza de Bhaktapur. Ese fue el primer milagro de los que esos días se confabularon para que ambos sobrevivieran al terremoto: Montse y Pedro se habían quedado dormidos, y eso les retrasó. El segundo milagro fue que el puente sobre el que circulaban no se derrumbó.

Montserrat, profesora y directora del instituto Luis Buñuel durante 15 años, no tiene palabras para describir el horror de aquellos días, en los que sufrieron más de 300 réplicas y en los que intentaron ayudar en lo que pudieron. Ya en el vuelo de vuelta, acompañados de dos cooperantes de la oenegé ‘Be Human Nepal’, fue cobrando vida la idea de editar un libro con testimonios de españoles que habían sobrevivido a la tragedia para contribuir, con la recaudación, a asistir a todos los afectados.

Montserrat escribió uno de los 32 relatos que finalmente ven la luz en este libro, y lo hizo junto a su hijo. Otra de las fundadoras de la oenegé, que también es zaragozana, es la tercera superviviente aragonesa que presta sus recuerdos a la iniciativa.

Montserrat, sobre todo, hace hincapié en lo bueno que le deparó la experiencia, como se puede extraer de su relato. "Nuestro viaje no fue ciertamente el que habíamos imaginado. Quizás algún día lo intentemos de nuevo. Pero sí tuvimos ocasión de hablar y convivir con mucha gente y comprobamos que el pánico y el horror se pueden vivir envueltos en sonrisas y generosidad. La amabilidad y espiritualidad de muchas personas calaron en nosotros profundamente", recoge esta superviviente en el relato que firma con su hijo.

El libro tiene un precio de 18 euros, y la venta de cada ejemplar se destinará íntegra a ayudar a diferentes oenegés que trabajan en Nepal. Esto ha sido posible porque la editorial Kolima se comprometió a editarlo si se llegaba a los 30 testimonios, y porque el Concejo de Redondela (Galicia) decidió pagar los gastos de la edición, ya que uno de sus representantes políticos también sobrevivió al terremoto.

Montserrat insiste en lo que queda por hacer: "Es difícil calcular cuánto tiempo tardará gente tan pobre en volver a tener una casa donde vivir, una escuela a la que mandar a sus hijos o un hospital en el que ser atendido, porque hay que derruir gran parte de lo que no se ha desplomado".