En busca del animal más extraño del Pirineo

El desmán de los Pirineos comienza a redescubrirse en la península ibérica. Su último avistamiento en el Pirineo aragonés se remonta a 2008.

Desmán del Pirineo.
Desmán del Pirineo.
Galemia

Son muy pocos los que han podido verlo, pero se sabe que existe. Como Scrat, la alocada ardilla que perseguía una bellota de la película 'Ice Age', la llegada del denominado desmán ibérico o de los Pirineos (Galemys pyrenaicus) a la península ibérica se remonta a tiempos muchos más fríos. En concreto, se cree este pequeño mamífero, de entre diez y quince centímetros sin contar la cola, se asentó a uno y otro lado de los Pirineos tras la última glaciación. Un animal poco evolucionado y de otros tiempos, del que se tienen muy pocas citas y al que los expertos describen como muy difícil de clasificar, pero que en las últimas semanas ha vuelto a sonar en el ámbito de la investigación tras redescubrirse en zonas donde se daba por extinto.


La semana pasada, los técnicos del proyecto Life Desmania encabezado por el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente y las comunidades de Castilla y León y Extremadura encontraron a esta especie de topo acuático en la cuenca del río Tormes, en Ávila, una localización donde hacía mucho tiempo que no se tenían noticias de este animal, también conocido como ratón almizclero, por el olor que segrega, lo que en tiempos hizo de su piel también un elemento codiciado.


A ello se suman unas patas con dedos palmeados para remontar los arroyos que habita, un hocico móvil en forma de trompa cubierta de pequeños pelos que le permiten orientarse mejor debido a su escasa visión, un cuerpo rechoncho lleno de pelo, y una cola que puede superar en largura al cuerpo cubierta de escamas. Todo un 'Frankenstein' de la fauna que sin embargo es una extraña muestra de soluciones evolutivas cuyo último espécimen de su género -porque aunque pueda parecer una rata o una musaraña si se ve de lejos, nada tiene que ver con ellas-, es nuestro protagonista.


No ha existido nunca un censo cerrado y ni siquiera una estimación de su población por lo huidizo de este mamífero, que necesita ríos y arroyos de una gran calidad ecológica y a cierta altura para encontrar su hábitat. Y el reciente descubrimiento ha hecho replantearse su distribución actual, que históricamente se había asociado más con la cordillera pirenaica -a uno y otro lado de la frontera- y por la costa cantábrica hasta llegar a Galicia, donde sí que se sabe que su número ha caído drásticamente en cuestión de pocas décadas.


El Alto Aragón es en teoría uno de los sitios donde esta especie se encontraba de forma original, aunque pese a las continuas investigaciones llevadas a cabo en los últimos años para encontrar la última vez que se le pudo ver en la Comunidad al desmán hay que remontarse al año 2008.


“Hemos intentado buscarlo posteriormente en reiteradas ocasiones utilizando varias técnicas, con pocos resultados. Es un animal tremendamente huidizo y del que, aunque se tiene información, se puede decir que está poco estudiado”, explica Manuel Alcántara, jefe del área de Biodiversidad de la DGA, quien apunta a que los últimos avistamientos en el centro peninsular pueden deberse a que la especie se haya desplazado por diversos factores que no hayan podido ser calculados por las pocas referencias que se tienen de él.


Aunque su nombre signifique en una de sus acepciones de la RAE “desorden o tropelía”, se sabe que su presencia indica que el río en el que habita está en unas excelentes condiciones medioambientales, las necesarias para que encuentre los insectos macroinvertebrados y las pequeñas larvas de las que se alimenta. Es por esto que su desaparición se asocia con múltiples factores, desde la intervención humana por medio de presas, la contaminación o la existencia de numerosos depredadores.


“En Aragón a día de hoy con la mejora que han tenido el cuidado de los ríos en los últimos años, se puede decir que hay varios que se encuentran en las condiciones propicias para que prospere, pero no hemos conseguido encontrarlo nuevamente después de 2008”, explica Alcántara, quien al hilo de esto apunta que el objetivo, de aquí a unos años, podría ser reintroducirlo como se ha hecho con otras especies endémicas.


Hasta antes de que se pusiera en marcha el proyecto Life con financiación europea, el desmán se daba por extinguido en las provincias de Guadalajara, Segovia, Ávila (donde ahora se ha vuelto a encontrar), Valladolid, Cuenca y Zaragoza. Muchas de ellas regiones donde más que un conocimiento claro de su presencia se guardaban algunas citas de mediados del siglo pasado sobre este peculiar animal.


El caso de la provincia de Zaragoza es claro a la hora de ejemplificar lo llamativo del desmán. El último supuesto avistamiento que se tiene de la especie ocurrió a mediados de los noventa, cuando una patrulla de la Guardia Civil intervino a unos pescadores furtivos en las proximidades del Moncayo que al parecer también habían cazado a uno de nuestros protagonistas. Pese a que en ese momento los investigadores de la DGA fueron hasta allí para ver si podían encontrar el cadáver, no tuvieron éxito. “Habría sido una enorme noticia encontrarlo en el Moncayo. Pero es fácil de confundir con otras especies como el musgaño o la musaraña. En Bujaruelo -en el entorno de Ordesa- también se ha dicho muchas veces que hay desmán, pero pese a buscarlo por todos los medios posibles, nunca lo hemos encontrado allí” comenta el responsable de Biodiversidad.


Donde sí que parece que existe al menos un rastro aún claro de las especie es en el Pirineo navarro. De hecho, las dos últimas huellas que se tienen del desmán en Aragón -en una de ellas se llegó a ver e identificar claramente, pero en otra solo se encontraron pruebas de su presencia- tuvieron lugar en los ríos Aragón Subordán y Veral, próximos a la comunidad Foral.


Pese a que en Aragón la presencia del desmán se ha revelado como escasa en los últimos años -o al menos no se ha dejado encontrar para frustración de los investigadores- la Comunidad ha encabezado buena parte de los esfuerzos por retomar la búsqueda y puesta en valor de esta especie. En 2010 unas jornadas celebradas en el galacho de La Alfranca que reunieron a decenas de técnicos de todas las autonomías fueron el germen de un documento marco que el Ministerio aprobó tres años más tarde para proteger al desmán, cuyo reciente redescubrimiento en el Sistema Central invita a pensar que este tímido animalillo sigue resistiendo contra viento y marea.

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