El Huesca da otro paso atrás ante el Elche

Lejos de lograr su primera victoria, los oscenses se desdibujaron frente a un rival mucho más efectivo de cara a la portería. Solo Tyronne acertó para los locales, anotando el de la honra en el 89.

Tyronne se desespera ante una acción fallida de su equipo.
Tyronne se desespera ante una acción fallida de su equipo.
rafael gobantes

"El fútbol es así" es quizás la frase más repetida de la historia de este deporte en comparecencias de entrenadores y jugadores, pero por muy manida que esté la sentencia y poco aclaratoria que resulte, ayer al Huesca no le quedaron muchos más argumentos al finalizar el encuentro contra el Elche.


Los puntos los dan los goles y los errores se pagan caros –otros clásicos en la oratoria futbolística–, y sobre el césped de El Alcoraz los ilicitanos dieron una nueva lección al Huesca de lo que es la categoría. Anotaron su única oportunidad en el tramo inicial, cuando menos méritos estaban haciendo, encumbrados por un delantero que convierte en oro todo lo que toca, y solo tuvieron que esperar a que su rival se fuera desdibujando a merced de la falta de acierto en los últimos metros, para irse de la capital oscense con un 1-3 que solo pudo maquillar Tyronne casi en el 90.


El cero se mantiene así en la casilla de victorias del Huesca, y destaca un poco más después de que el triunfo del Tenerife haya dejado a los ocenses como el único equipo de la categoría que todavía no ha sumado de tres. Los fantasmas empiezan a asomar, aunque los disursos de "todavía es pronto" y "hay mimbres para crecer", se empeñen en devolverlos al fondo del armario, cada vez con menos éxito.


Quiso ayer Tevenet sorprender y tener la pelota, y dejó en el banquillo a Manolo, uno de sus fijos. Centrocampista para el que el término contundente casi queda como eufemismo, que dejó su puesto a Camacho, que se convertía en algo así como un ‘libre’, que igual se incrustaba entre los centrales que iniciaba el juego con Fran Mérida. Era el cambio más significativo de un once en el que también entraron Samu como mediapunta, Figueroa como hombre más adelantado y Aythami recuperando el lateral.


La fórmula funcionó mientras el Huesca tuvo la capacidad de tener la pelota. Pero en el minuto 18, Sergio León encontró un pasillo perfecto, entre la descolocada defensa oscense, para ajustar al palo y adelantar a su equipo tras una jugada de estrategia.


Les tocaba entonces a los locales remar contracorriente y afilar el cuchillo en los últimos metros, romos hasta entonces. Tyronne en varias ocasiones y Héctor Figueroa quisieron demostrar que el gol en contra había sido un mero contratiempo con fácil remedio. Hasta Aythami lo intentó con un potente disparo desde dentro del área que se fue rozando la escuadra. Pero no, después de diez minutos de auténtico asedio, el Huesca terminó levantando el pie del acelerador sin conseguir el empate.


Reaccionó el Elche, tirando de la rapidez de Sergio León para plantarse delante de la meta de Leo Franco, que evitó que los visitantes hicieran todavía más daño antes del paso por vestuarios.


Buscó chispa Tevenet dando entrada en el descanso a José Gaspar por Carlos Calvo. Pero el equipo no salió entonado y a punto estuvo de pagar muy caro su letargo, porque el Elche aprovechó un error de Morillas para montar un contraataque que terminó con Leo Franco deteniendo con la cara.


Fue solo un aviso de lo que llegaría en el 68, cuando Sergio León y Héctor aprovecharon una falta de entendimiento en defensa para que este último pusiera el segundo del Elche. Se le acababa el tiempo a un Huesca al que se le iba extinguiendo su poca chispa. Daba entrada Tevenet a Luis Fernández y a Mainz, a ver si podían avivarla al estar más frescos, pero nada más lejos de la realidad. Volvió a ser el Elche el que golpeó, aupándose en el abatimiento oscense para poner el tercero gracias a una volea perfecta de Sergio Léon –sí, él otra vez–, que terminaba dentro sin posible oposición.


Tres goles pintaban excesivo castigo, pero el Huesca no mostró argumentos convincentes para levantar ni siquiera el primero. Solo Tyronne supo poner el de la honra, ya al límite del tiempo reglamentario.

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