Los provocados por animales suponen ya el 75% del total de accidentes

Las carreteras suman 727 siniestros de enero a julio, 125 más (20%) que en 2014.

Un animal junto a la A-15.
Un animal junto a la A-15.
Mariano Castejón

Los accidentes en las carreteras sorianas han subido en lo que va de año un 20%. Alarmante aumento que se explica fundamentalmente en el incremento de los provocados por animales y más en concreto por los del corzo. Según los datos compilados por la Jefatura Provincial de Tráfico difundidos a este medio por la Subdelegación del Gobierno, el 75% de los siniestros viales de 2015 son motivados por la irrupción en la calzada de un animal. Es un porcentaje inédito hasta ahora que pone de manifiesto que la problemática de este tipo de accidentalidad es cada vez mayor. Una losa que en vez de solventarse, se intensifica. Eran conocidas proporciones de entre en 60% y el 70% hasta hace bien poco, de hecho era costumbre argumentar que dos de cada tres siniestros estaban motivados por la presencia de un animal, pero el nivel llega ya al 75%. De los 727 percances de los primeros siete meses de este año, hasta 622 adquieren esta tipología. En el mismo espacio temporal de 2014 se quedaba en el 72% (450 de 622).


Sin los causados por la fauna, la cifra total de sucesos caería hasta los 188 (172 en 2014). En lo transcurrido de 2015 se han reconocido 125 siniestros más que el pasado año. La mayor parte (exactamente 89) como consecuencia de animales silvestres o domésticos, que pasan de 450 a 539 (un 19,7% más). En este alza el protagonismo casi absoluto lo adquiere el corzo, con 74 percances más que hace un año al pasar de 374 a 421, lo que significa un aumento del 21%. También crecen los del ciervo, aunque en menor medida, de 37 a 42 y los del zorro, de seis a nueve. Los provocados por jabalíes experimentan un pequeño descenso, de 32 a 30, al igual que los de animales domésticos (perros, gatos o caballos, entre otros) al mermar de 14 a 12. Los no identificados (en ocasiones los percances no impiden la huida del animal) aumentan de 14 a 22.


El presidente de la Federación de Castilla y León de Caza, Santiago Iturmendi, reconoce a HERALDO que Soria tiene "unas peculiaridades muy particulares" que hacen más notoria la accidentalidad por animales silvestres aunque pone por adelantado que no es la provincia con mayor grado de siniestralidad en valores absolutos sino que se ve superada por Burgos y Girona, en este orden. Aunque, asume, es muy probable que en ninguna del país se supere la proporción del 75%. Entre esas "particularidades", que Soria concentra las mayores poblaciones de ciervo y corzo del país, en este último caso compartido con Burgos. También la red de carreteras. Que el entramado de Soria ni siquiera sobrepase los 100 kilómetros de autovías en las vías más transitadas dispara las probabilidades. Es evidente que las redes de alta capacidad reducen todo tipo de accidentes y en el caso de los de especies silvestres hasta la mínima expresión. "En Soria hay un tramo muy claro. La de Almazán antes era la carretera con más accidentes de la provincia y desde que se convirtió en autovía, una de las de menos", remarca Iturmendi.


Según explica, hay una serie de medidas "fáciles de tomar" que mermarían sustancialmente los sucesos incluso con la deficiencia de autovías. "En Europa, las carreteras nacionales que no son autovías o autopistas tienen unos márgenes por los dos lados de cerca de 100 metros libres de vegetación y cultivos. Así que el conductor tiene mayor visibilidad para detectar un animal silvestre. El problema de Soria es que el monte llega hasta casi el mismo asfalto y en el caso de los cultivos, como por ejemplo el cereal, también llegan hasta casi la carretera". Ambas circunstancias provocan que el corzo o al ciervo irrumpan en la calzada "sin que el conductor tenga oportunidad de evitar" el impacto. A eso se suma que son carreteras en las que se circulan a velocidades de 90 ó 100 kilómetros a la hora, por lo que el animal "te sorprende con mayor facilidad y no puedes evitar el siniestro". Con todo, Iturmendi estima que existen soluciones y que "tampoco hay que inventar grandes cosas".En los márgenes de la calzada

El presidente de los cazadores de la región aboga, como ya se ha hecho en alguna ocasión aunque no con la intensidad necesaria, por establecer pasos de fauna sobre las vías y acometer limpieza de las márgenes de las carreteras. Sobre la segunda actuación, Iturmendi puntualiza que "debe ser misión de los propietarios de las carreteras", quienes "deben ocuparse de que la zona de seguridad esté libre de maleza en el caso del monte y en los cultivos no permitir que lleguen hasta el mismo asfalto". Con esa franja libre, recalca, aumenta la capacidad de reacción del automovilista. Sobre los pasos de fauna, Iturmendi indica que mientras en Europa son constantes, "en España se quedan en los proyectos de obras públicas". "En los papeles figuran pero a la hora de hacer la infraestructura no se realizan". No obstante, el presidente asegura que esta opción es ejecutable no sólo en vías de nueva construcción sino en las ya existentes. "Es perfectamente posible", subraya, en carreteras nacionales, regionales y provinciales, y su grado de efectividad es muy alto. "En los que van por debajo de la carretera los animales son muy reacios pero por arriba pasan con una facilidad tremenda, al estar construidos de madera y con una superficie de tierra".


Su colocación no debiera ser necesariamente general. Es decir, no separados de manera regular por un número determinado de kilómetros sino instalarlos los que se sepa más conflictivos. En los que se dé mayor número de siniestros. En este sentido, la Federación de Caza de Castilla y León señala que en Soria hay "entre 50 ó 60 puntos negros" de accidentalidad por animales. "Ahí es donde hay que colocar los pasos", dice, además de que los propietarios de las vías "deberían alertar con señales de los puntos negros y de que hay que reducir la velocidad".


Para finalizar, Iturmendi quiere dejar claro que si no se cazara los animales se multiplicarían y con ello los accidentes. Es defensor de llevar a cabo un permanente control cinegético ("se podría cazar algo más, pero tampoco mucho más") si bien reducir las poblaciones "no es muy vendible en estos tiempos de proteccionismo". "Y tampoco nosotros colaboraríamos en cazar más de lo que debemos o realizar una práctica irracional. No cazamos para exterminarlos. Matar más no es la solución", finaliza.

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