Unos locales con control pero sin normas

Solo once municipios han instaurado ordenanzas que regulan este tipo de asociaciones. Los costes y la ausencia de incidentes son las principales
razones de esta carencia.

El incendio que tuvo lugar en una peña de Borja hace dos meses y que se saldó con tres menores heridas puso encima de las mesas de los ayuntamientos aragoneses la cuestión de su regulación. No obstante, solo esta localidad tiene previsto aprobar próximamente una ordenanza en este sentido.


En primer lugar, para ser legales, las peñas de Borja ya han tenido que inscribirse en el registro municipal. Asimismo, los bomberos imparten charlas de prevención a los peñistas con el objetivo de explicar qué cosas no pueden tenerse en el interior de estos locales o saber cómo reaccionar ante una emergencia. Algunas de las normas que se incluirán en la ordenanza serán la instalación obligatoria de extintores, tener detector de humos y ventilación natural o artificial. La colocación de barras antipánico, un mecanismo que garantiza la fácil apertura de una puerta, también será obligatoria en todas aquellas que tengan materiales propensos a arder como colchones o sillones.


A pesar de estos datos, este tipo de regulaciones son muy minoritarias. Aunque algunos pueblos incluyen especificaciones sobre estos locales en la ordenanza de convivencia ciudadana o publican edictos concretos para las fiestas, tan solo once tienen un reglamento específico dedicado a las peñas: Tauste, Caspe, Monzón, Teruel, Ejea de los Caballeros, Alcañiz, Albalate del Arzobispo, Tarazona, Broto, Barbastro e Illueca. La motivación original para implementarlos se debió al ruido que se originaba en su interior y que molestaba a los vecinos y a la suciedad que se acumulaba a su alrededor.


En muchos de estos pueblos, las peñas tienen vida durante buena parte del año, mientras que en la mayoría de los municipios la actividad se desarrolla casi exclusivamente durante sus fiestas. Este hecho, unido a la ausencia de incidentes, a los costes que conllevaría, al rechazo que generaría entre algunos vecinos y a las discrepancias políticas ha hecho que la generalidad de los municipios no las hayan adoptado.


Además, buena parte de estos locales están ubicados en edificaciones viejas, por lo que sería muy complejo llevar a cabo modificaciones. No obstante, las autoridades tratan de controlar estas asociaciones presionando para que se cumplan unas mínimas condiciones de seguridad y para que se respete el descanso de los vecinos.

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