Reivindican las minas y canteras sin restaurar para el turismo y el arte

Profesores de ocho universidades españolas miran con otros ojos
los espacios degradados por la actividad industrial.

Una instalación artística en una cantera abandonada cubierta por el agua de lluvia en Ojos Negros.
Una instalación artística en una cantera abandonada cubierta por el agua de lluvia en Ojos Negros.
J. G

Los desmontes producidos por las explotaciones mineras, las canteras abandonadas y espacios degradados por la actividad industrial pueden llegar a convertirse en recursos turísticos de interés para zonas deprimidas con una adecuada política promocional. Esto es lo que piensan expertos de ocho universidades españolas que recientemente han sacado a la luz una publicación titulada ‘Arte y ecología’, un libro en el que participa el profesor de la Facultad de Bellas Artes de Teruel, Diego Arribas.


El docente cita en el libro los desmontes producidos en Ojos Negros tras la extracción de hierro y la mina de carbón de Val de Ariño de Andorra, ambos sin restaurar, como lugares destacados y dignos de ser aprovechados para fines turísticos y cultuales. De hecho, los dos son considerados por la Dirección General de Bellas Artes como espacios singulares, y el segundo forma parte de un inventario realizado por la Asociación Internacional para la Defensa del Patrimonio Industrial (Ticcih), que incluye los cien puntos de España más relevantes.


Pese a figurar en catálogos de organismos internacionales, Teruel contempla estos lugares como un lastre, según considera el profesor de Bellas Artes. "En esta provincia todavía no se han enterado de su valor", puntualiza. "Y sin embargo, en estas áreas hay una posibilidad de desarrollo, es un valor patrimonial que puede ser tenido en cuenta para hacer recorridos turísticos guiados, por ejemplo".


Los diecisiete profesores universitarios ponen de manifiesto a través de la publicación su oposición a las restauraciones mineras y a los paisajes degradados por explotaciones industriales, como se exige en la actual normativa de minas. Acciones que, según Diego Arribas, "nunca van a lograr dejar como estaba el paisaje antes de una intervención". "Estamos hablando de una transformación importante del terreno –agrega–, que puede mantenerse siempre que no haya contaminación".


Arribas, al igual que el resto de autores de la publicación, pone las bases para mirar con otros ojos estos espacios degradados, cuyo resultado final puede, a su juicio, presentar unos valores estéticos y paisajísticos peculiares. "Decimos que no necesariamente tienen que ser restaurados; se pueden reconducir hacia el arte, la cultura o el turismo", explica el docente. Cita como ejemplo a Alemania, en donde la tendencia que se sigue pasa por no ocultar este tipo de espacios, sino dedicarlos a actividades artísticas, con conciertos o exposiciones.


A diferencia de Cataluña, Andalucía y Asturias, comunidades que cuentan con una dilatada experiencia en el reaprovechamiento de las infraestructuras industriales abandonadas, en Aragón no hay iniciativas de este tipo, según dice el profesor: "Aquí cuando cesa una actividad se desmantela todo".

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