Operación parcheo

Tras 6 meses de obras, la operación asfalto apenas ha remozado carriles sueltos o tramos de calles, sin llegar a los barrios.

El contraste entre el nuevo firme de la avenida de Valencia y el de la calle de Lérida.
El contraste entre el nuevo firme de la avenida de Valencia y el de la calle de Lérida.
a. N.

Unos metros lucen en perfecto estado de revista pero otros conservan sus baches, grietas y tapas hundidas de siempre. El Ayuntamiento acaba de dar por concluida la operación asfalto más ambiciosa del último lustro y, sin embargo, algunas entidades vecinales se quejan de que no ha sido tan integral como esperaban. Las mejoras en muchas de las calles se circunscriben a un tramo concreto o solo a uno de sus varios carriles y, en consecuencia, "parece que no se ha hecho más que un parcheado", lamentan.


Este es el caso de la avenida de Navarra, una de las grandes arterias que lleva años clamando por una reforma y por la que las máquinas han hecho su trabajo solo en el tramo de la avenida de Madrid a la estación Delicias y únicamente en dirección salida de la ciudad. Lo mismo sucede en la avenida de Valencia o en Salvador Allende, donde la mejora también fue parcial y ahora el nuevo firme luce espléndido en el tramo entre Marqués de la Cadena y la rotonda de Alcalde Caballero pero deja bastante que desear en el resto.


Los problemas de conservación de las ‘calles secundarias’ de la ciudad –las del interior de los barrios– se hace estos días más que evidente por el contraste entre un asfalto y otro. Es cierto que los viales interiores soportan mucho menos tráfico que las grandes avenidas y que estas actuaciones se llevan a cabo, sobre todo, para reparar los daños causados por el continuo paso de los autobuses.

Honrosas excepciones

Las intervenciones se acordaron con las distintas juntas de distrito –que expresaron sus prioridades– para invertir los 2,5 millones que se destinaron a 123 calles. No obstante, también hubo barrios, como el de Universidad, que lamentaron que los técnicos hicieran caso omiso a sus peticiones: esta junta municipal solicitó que se remozara la calle de Santa Teresa pero seis meses después su firme continúa hecho polvo.


En el inventario de viales que presumen de nuevas capas de rodadura sí se incluyen calles pequeñas y de interior de distrito (María Guerrero o Daroca, en Las Delicias) pero son las honrosas excepciones. El Ayuntamiento prefirió mejorar aquellas calles más concurridas, y esta tesis se extendió incluso por los barrios rurales, donde esencialmente se han arreglado sus vías de acceso o sus calles mayores.


Eso sí, el Consistorio recuerda que en los últimos meses se urbanizó uno de los últimos caminos de tierra de la ciudad (la calle de El Greco, en Casablanca) y anuncian que, aunque la operación asfalto propiamente dicha se dio por concluida el pasado día 17, las múltiples obras simultáneas que están en marcha este verano también sumarán nuevos metros cuadrados de asfalto renovado cuando concluyan.


Es el caso de la calle del Carmen, de Corona de Aragón, de la avenida de Ranillas o de la reforma –esta sí integral– que se lleva a cabo en Alcalde Caballero. También es el caso del cambio de tuberías que se va a llevar a cabo bajo la plaza de Europa y el primer tramo del paseo de María Agustín, con la que se justifica que las labores de fresado se detuvieran abruptamente a la altura del edificio Pignatelli.


Además, otros usuarios de la vía pública solicitan al nuevo gobierno de Zaragoza en Común que no se continúe prestando "mayor atención y presupuesto al automóvil privado en detrimento de los demás" y colectivos como Pedalea han pedido también una operación asfalto para aquellos carriles bici que tienen el firme o las balizas muy deterioradas.

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