Creo que porque me gusta conocer. Y, sobre todo, por el apoyo de mucha gente que me ayuda a sacar lo mejor de mí: el colegio, mis profesoras, mis compañeras, mi familia, mis amigos...

A mucha gente de su edad no le apetece ir al colegio. ¿A usted no le pasa?

A mí, no, la verdad. Creo que el conocimiento no hay que verlo como algo que tienes que aprender por obligación, sino que tienes que tener otra motivación interna. Y hacerlo tuyo. Siempre hay que pensar que puedes aprender más. Eso es lo bonito.

Ha sacado la mejor nota de entre los mejores de Bachillerato. ¿Es su propósito dar la nota?

¡No! Todo el mundo puede proponerse objetivos. El primer paso es creer que puedes. El segundo es proponértelo y hacerlo. Y el tercero, disfrutar de lo conseguido.

¿Se puede disfrutar estudiando?

Es un esfuerzo, pero si te gusta lo que estudias, puedes disfrutarlo.

Y a usted ¿le gustan todas las asignaturas?

La mayor parte. Y las que no, intento que me gusten con nuevas formas. Por ejemplo, si las clases de inglés me cuestan, busco una serie de televisión en inglés y así se hace más ameno.

Antes se decía que la letra con sangre entra. ¿Cómo entran ahora las letras y las ciencias?

Con sangre no es una buena manera de aprender. Lo que se tiene que buscar es que el alumno quiera aprender por sí mismo. Hoy en España se apoya nuevas maneras, con campos científicos, talleres matemáticos o charlas sobre física, por ejemplo, que es lo que a mí me interesa más.

Le gusta la física y pudo visitar la Organización Europea para la Investigación Nuclear...

Por otro premio anterior, pude visitar el CERN en Ginebra. Y fue una experiencia increíble poder ver dónde se trabaja la física a nivel mundial. A mí me gustaría dedicarme a ello, a la investigación científica. En una universidad, probablemente.

La investigación no es fácil hoy...

Pero es mi pasión y quiero seguirla.

Pues las matemáticas y la física son asignaturas temidas...

Los estudiantes suelen tener una visión de las matemáticas y la física solo de lo que sale en los libros. Pero hay que descubrirlas en el día a día, están presentes en todo lo que nos rodea.

Para sacar buenas calificaciones, ¿hay que hincar los codos o da tiempo de relajarse?

Hay que hincar los codos, no lo voy a negar. Pero también hay tiempo para pasarlo bien. El deber es lo primero, pero queda tiempo para disfrutar.

Habrá quien piense que usted, con el mejor expediente del país, no saldrá de casa....

Sí salgo de casa. Si haces el deber primero, luego tienes más tiempo para salir con los amigos, leer, tocar el piano o el violín...

¿De qué aprende usted?

Una gran parte de las cosas se aprenden en la escuela. Pero también se aprende mucho leyendo, en internet –aunque no hay que fiarse de toda la información que aparece ahí– y hablando con los demás.

Dicen que la educación tiene muchos problemas en España. ¿Cuál es su opinión como estudiante modelo?

Yo creo que tenemos una visión ahora muy pesimista de la educación, y tendríamos que apreciar más a los profesores, que hoy están un poco infravalorados. Y merecen mucho reconocimiento. Y se debería premiar más su iniciativa. Mire César Bona, que ha estado a punto de recibir un premio mundial por sus ideas.

¿Cuál es su asignatura pendiente?

Me gustaría aprender más sobre física. Este verano estoy estudiando la física y las matemáticas del año que viene. Y, como dice mi profesora, ‘cacharreando’ en el laboratorio del colegio.

Y el año que vine, ¿va a por el siguiente premio de excelencia?

Si puedo, sí. He participado ya en otros concursos y animo al resto de estudiantes a que lo haga. Pase lo que pase, es una experiencia que puede aportar conocimientos y habilidades. Y es un reto.