El olivar bajoaragonés solo alcanzará el 30% de su producción por falta de maduración
Los agricultores aseguran desconocer los motivos por los que los árboles no han echado el fruto.
La causa de este descenso es que muchas plantaciones, en su mayoría de secano pero también las que se encuentran en tierra de riegos, no han madurado. Sin embargo, el motivo de la falta de cuajado y de fruto es toda una incógnita. "No sabemos lo que ha pasado", reconoció ayer Alfredo Caldú, presidente del consejo regulador de la Denominación de Origen Aceite del Bajo Aragón, que insistió en que "es una situación rara".
Intentando buscar una explicación, Caldú recordó que las intensas lluvias caídas en marzo y que tantas esperanzas hizo albergar a los olivareros, "quizá fueran contraproducentes". O tal vez haya sido culpa de "los intensos calores de mayo en el momento de la floración", pero lo cierto es que el máximo responsable de esta denominación, que ocupa una superficie cultivada de 37.000 hectáreas, repartidas por 77 municipios de las provincias de Zaragoza y de Teruel, reiteró que "no se entiende muy bien lo que ha pasado". Ni siquiera la habitual vecería (alternancia entre cosechas abundantes y otras que no lo son tanto), explica una cosecha tan escasa, detalló Caldú, que explicó que "aunque es cierto que los árboles tiraron mucha oliva pensamos que habrían descansado bien".
El presidente de la D. O. destacó que el olivar de Zaragoza presenta una mejor producción, como la que también se espera en los cultivos de regadío de la zona de Belchite.
Ahora, también preocupan las sucesivas olas de calor que Aragón está soportando desde hace semanas. "Donde no ha madurado ya no puede influir, pero es cierto que si las altas temperaturas continúan los daños podrían ser mayores", señaló Caldú, que recordó que "la lluvia será esencial en septiembre".
Desde la organización agraria UAGA, el representante de este sector, Joaquín Morella, destacó que "los olivareros de secano están muy preocupados". Según Morella, "hay zonas en el Bajo Aragón en las que la cosecha va a ser nula".
"Los agricultores no somos los beneficiados de estos precios, porque vendimos nuestra producción hace meses", insistió Morella, que reconoció, sin embargo, que los olivareros podrían aprovechar estas buenas cotizaciones si se mantienen en el arranque de la campaña.
El presidente de la D. O. Aceite del Bajo Aragón insistió en que estos precios responden a la escasa producción existente, ya que el pasado año Andalucía tuvo una cosecha muy reducida.
"De todas maneras, a veces los precios altos tampoco indican mucho porque puede que las cotizaciones sean elevadas pero las operaciones son prácticamente nulas porque no hay existencias", señaló Caldú.
Y uno y otro reconocieron que la tendencia alcista de los precios puede tener también contraindicaciones en el consumo.
De hecho, y dado que las grandes superficies ya han comenzado a repercutir este incremento en sus lineales, las ventas de aceite de oliva virgen ya se han resentido. Así, según los datos de la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA), entre enero y junio de este año el consumo de aceite de oliva en España ha caído un 19,6%.