"Los usuarios de las residencias son cada vez mayores y con mayor deterioro físico y mental"

Los expertos destacan que los cambios sociales y la crisis hacen que muchos prefieran su casa a la residencia.

Imagen de archivo de una residencia
Imagen de archivo de una residencia

El perfil de los usuarios de las residencias de mayores está cambiando y crece el porcentaje de asistidos frente al de válidos, según destacan trabajadores sociales y gestores de centros geriátricos. "Los usuarios cada vez tienen más años y presentan un mayor deterioro físico o mental", afirma Gustavo García, miembro del Observatorio para la Dependencia en Aragón.


"En los años 80 y 90 se pusieron de moda las residencias como un centro residencial para personas mayores que se encontraban bien de salud, eran una alternativa a su vivienda, con cuidados y compañía. Pero ahora ha cambiado esta tendencia por dos motivos: por un lado, la gente mayor ya no quiere salir de su casa, quiere mantener su independencia, por eso han proliferado alternativas tipo viviendas tuteladas y servicios complementarios en el hogar. Y, por otro lado, la crisis ha afectado mucho a las familias. Muchos no pueden asumir el coste de la residencia y se encargan ellos mismos del cuidado de la persona mayor en casa. Así también su pensión contribuye a la economía familiar", explica Gustavo García.


Según este experto, los casos de familias que han sacado a ancianos de residencias son mínimos, pero sí se lo piensan mucho más antes de dar el paso de llevarles a un centro.


"La gente cada vez espera más antes de llevar a su familiar a una residencia. También la esperanza de vida es mayor. Por eso vienen personas con más edad y un mayor deterioro. Hay muchos nonagenarios y hasta centenarios", señala Paquita Morata, gerente de ARADE (Asociación Aragonesa por la Dependencia), que engloba a 52 centros privados.


"En los últimos años han cerrado varios centros durante la crisis. Ahora están abriendo muchos centros de día en Zaragoza capital en el que realizan actividades y talleres para apoyar el envejecimiento activo", apunta Morata.


Esta mayor dependencia de los actuales residentes provoca que el ratio por usuario sea "justo" en algunos casos. "Cada vez hay más usuarios no válidos y con más patologías, por lo que se necesita más gente que hace veinte años cuando se aprobó la normativa", explica Pilar Ochoa, presidenta de la Sociedad Aragonesa de Geriatría y Gerontología hasta 2013. 


Según señala, casi todos los pacientes necesitan ayuda para su aseo diario, vestirse, peinarse y acostarse. "Muchos de ellos también llevan pañal, por lo que durante la noche es necesario cambiarlo una vez y moverlos de postura para evitar que se creen úlceras a aquellos que pasan más horas en la cama", recuerda. 


En su opinión, las residencias han pasado a ser un medio semihospitalario y por ello, "algunos centros optan por priorizar el número de cuidadoras y hacer la psioterapia en grupo u otras alternativas para no aumentar el gasto". 


Estos problemas con el avanzado estado de dependencia de los ancianos también afectan a las residencias públicas. "En algunas privadas tienen el personal justo marcado por la normativa, sin embargo, las públicas suelen tener más, aún así, como todos los usuarios son dependientes de grado III, hay épocas en las que se nota que falta gente", explica Pablo Asín, presidente del sindicato CSI-F. 


"En estos casos, los ancianos necesitan una atención casi continuada y tiene verdaderas dificultades para llevar a cabo aspectos básicos de su día a día sin ningún tipo de ayuda", recuerda. Por ello, aunque haya más personal, la carga que conllevan también es mayor.

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