Una bacteria diezma las truchas para repoblar

La elevada mortandad reduce la previsión inicial de soltar 1 millón de alevines autóctonos a unos 200.000, como el año pasado.
La infección ha sido especialmente virulenta este año en toda España.

DESPUÉS. Muchos peces muertos o enfermos. En la pasada primavera, la flavobacteria, que ya había dejado sin ejemplares para repoblar la piscifactoría de Albarracín, diezmó la población de Planduviar.
DESPUÉS. Muchos peces muertos o enfermos. En la pasada primavera, la flavobacteria, que ya había dejado sin ejemplares para repoblar la piscifactoría de Albarracín, diezmó la población de Planduviar.
dga

El gozo en un pozo. Así han acabado las expectativas del Gobierno de Aragón y de los numerosos aficionados a la pesca de la trucha que esperaban el próximo otoño la mayor repoblación hasta la fecha de alevines autóctonos en las principales cuencas pirenaicas. El millón de alevines que se esperaban soltar se quedará al final en unos 200.000, un nivel similar al del año pasado, pero mucho menor del previsto. La culpa, la flavobacteriosis o enfermedad de aguas frías, que ha sido especialmente virulenta este año y prácticamente en toda España, según confirmó la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza. Como en Aragón, la infección ha afectado a las poblaciones de alevines salmónidos de piscifactorías públicas en diversas Comunidades Autónomas.


Con el programa de apuesta por la trucha autóctona puesto en marcha en la pasada legislatura por la Dirección General de Medio Natural, este año se había dado un paso de gigante al conseguir 1 millón de alevines disponibles de las líneas genéticas del Aragón, Ara-Cinca, Ésera y Gállego listos para repoblar estas cuencas en septiembre, una vez finalizada la temporada de pesca.


La progresión había sido espectacular. De los 25.000 alevines que se habían producido en la piscifactoría de Planduviar, en el término municipal de Sarvisé (valle de Broto) en 2013, se pasó a 200.000 en 2014 y 1 millón en 2015. Pero la mortandad sobrevenida ha sido muy elevada, aunque una parte de los alevines se ha podido salvar mediante piensos medicados con antibióticos.


La enfermedad cogió por sorpresa a los técnicos de la DGA, porque así como la piscifactoría de Pajares, en Albarracín (Teruel) se abastece del propio río Guadalaviar mediante un azud, en la de Planduviar el agua procede de uno de los manantiales que afloran en esa zona para desembocar en el Ara, lo que reduce considerablemente las posibilidades de entrada de cualquier agente contaminante, según explicó el director general de Medio Natural en funciones, Pablo Munilla.


Las repoblaciones ya se habían descartado desde Pajares, donde se producen alevines de dos líneas genéticas: el Guadalaviar y el Pancrudo, afluente del Jiloca, para sueltas en ambas cuencas. Pero no se esperaba que ocurriera lo mismo en el Pirineo.


"Lo grave habría sido que la enfermedad hubiera afectado a los ejemplares reproductores" (capturados en su día en las cabeceras fluviales mediante pesca eléctrica), explicó Munilla. Su principal preocupación ahora es cerrar bien el traspaso de poderes para mantener la preservación de las líneas genéticas autóctonas de trucha y continuar la recuperación de la ictiofauna.

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