Casi 200 ciudadanos extranjeros fallecen en Aragón cada año

Cada vez más personas optan por enterrarse en la localidad que les ha acogido aunque la contratación de seguros de repatriación está muy extendida.

Entrada al cementerio de Torrero de Zaragoza.
Entrada al cementerio de Torrero de Zaragoza.
Guillermo Mestre

Cada año, cerca de dos centenares de ciudadanos extranjeros fallecen en Aragón. Lejos de sus lugares de origen, sus familiares tienen que decidir dónde descansarán sus restos para siempre: si en la tierra que les acogió durante años o en aquella que les vio nacer. En esta difícil decisión entran en juego varios factores, desde las circunstancias familiares hasta las creencias del fallecido pasando por las circunstancias económicas, pues la repatriación suele ser muy cara.


El porcentaje de personas extranjeras que fallecen en Aragón apenas supuso el 1% del total de muertes registradas en 2013 (el último año con datos disponibles), pero lo cierto es que a pesar de ser una exigua parte del total no ha dejado de aumentar en los últimos años. En 2001 apenas fallecieron en la Comunidad 60 ciudadanos nacidos fuera de España.


En 2013 murieron en Aragón 161 personas extranjeras. La mayoría procedían de países europeos (en total fueron 86, la mitad de ellos rumanos), seguidos de países africanos (35 personas en total, sobre todo marroquíes) y países latinoamericanos, como Ecuador, Argentina o Colombia. Solo ocho personas asiáticas fallecieron en Aragón el año de referencia, la mayoría chinos.


Por edades, más de la mitad de los fallecimientos se concentraron en la franja de edad que va desde los 40 a los 69 años de edad, mientras que si se atiende a las causas de las muertes, las más comunes fueron los tumores y las enfermedades relacionadas con el sistema circulatorio. Seis de cada diez fallecidos eran hombres.


El número de extranjeros que fallecen en Aragón aunque ha crecido en los últimos años sigue manteniéndose muy bajo debido a que la población inmigrante es, a grandes rasgos, de mediana edad.

Enterramientos musulmanes en Torrero

Fawaz Nahhas, portavoz de la comunidad musulmana residente en Zaragoza, explica que cada vez hay más musulmanes mentalizados en enterrarse en la capital aragonesa, donde hay una zona de enterramientos que respetan sus tradiciones y creencias. “Hay un arraigo: muchas familias llevan años residiendo aquí y no tienen idea de volver. Si entierran a sus familiares aquí, puede acudir a visitar sus tumbas”, indica Nahhas, de origen sirio.


Nahhas agrega que él no es partidario de la repatriación porque, de acuerdo a sus creencias, el fallecido debe recibir sepultura cuanto antes y el traslado de los restos mortales a los países de origen, en ocasiones, pueden demorarse hasta una semana.


“Los enterramientos musulmanes son mucho más baratos que los cristianos: nosotros no compramos flores ni el ataúd más caro. Tampoco se vela el cuerpo”, agrega el portavoz de la comunidad islámica.


A nivel nacional, el cementerio de Torrero es uno de los más avanzados en lo que al respeto a tradiciones diferentes a la cristiana se refiere. 

Seguros de repatriación

Con casi cinco millones de residentes extranjeros en todo el país (de acuerdo a los datos publicados a finales de 2014), las compañías de seguros pronto vieron el negocio. Hace años que existen unas coberturas específicas para inmigrantes residentes cuyo objeto es cubrir la repatriación del asegurado o sus familiares en caso de fallecimiento. Con un precio que oscila entre los 50 y los 100 euros al año, estas pólizas suelen cubrir al tomador del seguro en cualquier país de la Unión Europea.


Además de cubrir los gastos del traslado del fallecido al lugar donde tendrá lugar el sepelio, se incluye un billete de ida y vuelta para un familiar del fallecido.


Según los portavoces de las diferentes comunidades de inmigrantes, la contratación de estas pólizas está bastante extendida porque su coste no es muy elevado si se tiene en cuenta el desembolso que puede suponer una repatriación sin seguro, sobre todo si se trata de traslados transatlánticos.


Así lo explica Carlos Gómez, presidente de la asociación Nuevo Ecuador, donde se agrupan decenas de ciudadanos ecuatorianos residentes en Aragón. "La repatriación nos resulta muy costosa y cuando la economía no está bien y no se tiene seguro, no puede llevarse a cabo", asevera a la par que explica que la comunidad ecuatoriana está muy arraigada en España y las familias no sufren demasiado si tienen que dar sepultura a sus seres queridos lejos de sus lugares de origen.