El FMI alerta de que la desigualdad se come la recuperación económica
Considera, como ya hizo la OCDE, que el aumento de la brecha entre ricos y pobres pasará una factura severa al crecimiento.
Números en mano, el organismo que dirige Christine Lagarde estima que si el 20% del grupo de población más favorecida en términos económicos los que se considerarían ricos eleva un 1% sus ingresos anuales, el Producto Interior Bruto (PIB) por el contrario bajaría casi una décima (0,08%) en los cinco años posteriores. Ahora bien, si quienes ven aumentadas sus rentas son el 20% de la población en peores condiciones el crecimiento mejora casi cuatro décimas (0,38%) en ese tiempo. La misma relación estadística, cuya veracidad ha comprobado el Fondo analizando el último lustro, es aplicable a los segundos o terceros niveles de la escala social, es decir, según nos acerquemos a la clase media. Pese a ello, parte de los expertos no ven la brecha social como un problema, aunque sí la pobreza y el efecto de exclusión añadido.
En el FMI y la OCDE, sin embargo, sostienen que concentrar la riqueza en el escalón superior de la sociedad termina por comerse el crecimiento y, en este caso, una recuperación económica aún incipiente a nivel global. El organismo que dirige Angel Gurría ha extendido su análisis a los últimos 30 años. Y las conclusiones son bastante intranquilizadoras. Así, mientras el llamado coeficiente Gini (uno de los más usados para medir la desigualdad) bajaba dos puntos en dos decenios (de 1985 a 2005) en casi una veintena de países de la OCDE, su crecimiento económico posterior (el acumulado de 1990 a 2010) se veía recortado en casi cinco puntos (4,7%). Otro dato: el 10% de la población más rica gana hoy 9,6 veces que el 10% menos favorecido.
