La profecía de Bauman

El cliché del joven pasota y hedonista representa solo el 17% de los menores de 25 años. En realidad, estamos ante la primera generación políticamente activa desde la Transición.

Sois la primera generación que no creéis que vuestro nivel de vida será mejor que el de sus padres, la primera desde la II Guerra Mundial que está a la defensiva". Con estas palabras se refirió el sociólogo polaco Zygmunt Bauman a los jóvenes españoles en un acto de 2013. El Premio Príncipe de Asturias, que ha revolucionado la sociología con su concepción de la realidad líquida, advierte desde hace años sobre una juventud "que tendrá las mejores expectativas y ningún futuro, que estará cerca de acabar en la cuneta, correrá el riesgo de ser redundante". Y la investigación elaborada por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, un grupo de pensamiento promovido por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) confirma que se ha cumplido en parte esa profecía de Bauman, porque esos jóvenes que han quedado en la cuneta, que piensan en un 80% que tendrán que depender de su familia durante años, se han convertido en un 41,4% en activistas políticos, y sube a 78% el porcentaje de los muy interesados en la política. En 2008, año del inicio de la crisis económica, el porcentaje era del 27%. "Hay un tópico respecto a los jóvenes, pero ese tópico de ‘individualista pasivo’, aislado en sus propios intereses y más defensores de sus necesidades y privilegios que de lo colectivo solo supone el 17%", advierten los autores del informe, que se publicó hace unas pocas semanas. Un informe que revela el "escasísimo nivel de confianza institucional, la visión positiva de las web pero negativa ante la Policía, las Fuerzas Armadas y el sistema educativo;la ambivalencia ante la UE, el sistema judicial..., y el franco desprestigio de sindicatos y Parlamento y, más aún, de las empresas, los bancos, la Iglesia y los partidos políticos". Y como vaticinaba Bauman e indica el informe, los jóvenes ya no se conforman con asumir el rol de ciudadanos representados, no aceptan solo votar, "quieren una participación activa en política, con objetivos propios y fórmulas diferentes".


Nada será como antes 


Ya advertía el ‘think tank’ de FAD sobre el cambio de mentalidad de los jóvenes que han crecido en la larga crisis. En enero del pasado año presentaban la encuesta ‘Crisis y contrato social’, en la que destacaban que el 84% de los jóvenes admite que tendrá que trabajar en lo que sea y el 61% creía probable tener que marcharse al extranjero. "Hasta ahora la juventud decía: “A ver qué me va a dar a mí la sociedad”. Veía a la sociedad como un gran bazar al que se le puede pedir cosas. Ahora debe pensar qué puede hacer para la construcción de esa nueva sociedad. Se produce una anticipación de la participación", indicaba en una entrevista el presidente de FAD Ignacio Calderón. Y para Miguel Ángel Ramos, psicólogo zaragozano de la Asociación de Estudios Psicológicos y Sociales, "esta situación no podrá sostenerse mucho tiempo: el poder establecido tendrá que escuchar a esa juventud, y responder al resto de ciudadanos desencantados pero informados y dispuestos a participar". Ramos destaca lo inédito de la juventud actual, "que por primera vez desde la Transición se muestra más interesada por temas políticos. Desde los 80, la participación social en esa franja de edad había ido cayendo más y más, y con la crisis y los nuevos partidos políticos la situación ha cambiado. Además, buscan la información más allá de los medios convencionales, y que tienen acceso a otras informaciones que a veces no aparecen en radio, televisión o prensa. Eso les ha convertido también en una generación más difícil de controlar".


El psicólogo cree que "es necesario evitar el conflicto, primero teniendo en cuenta a los jóvenes en las decisiones, y segundo expresando a esa nueva generación los logros históricos de los últimos 40 años, porque nunca hemos avanzado tanto democrática y socialmente, y sin embargo los jóvenes que muestran desconfianza política son cada vez más". Para el sociólogo Bauman, será difícil moverse en esta sociedad líquida, de valores maleables y líderes indefinibles:"La mayoría de los hábitos aprendidos para enfrentar la vida han perdido toda utilidad y sentido", concluía Bauman en su libro ‘Modernidad líquida’. "Los hombres y las mujeres de hoy difieren de sus padres y sus madres porque viven en un presente: quieren olvidar el pasado y ya no parecen creen en el futuro".