Mal de muchos

La contaminación ha convertido en epidemia la reacción al polen, y ya afecta a más de 100.000 aragoneses. Una enfermedad que abre la puerta a un nuevo fenómeno, la reacción a frutas y verduras, que afectará a uno de cada cinco alérgicos.

Mal de muchos
Mal de muchos

Por la consulta del doctor Carlos Colás, jefe del servicio de Alergología del hospital Clínico de Zaragoza, pasan cada vez más pacientes. Y cada vez más mayores. Las reacciones alérgicas afectan ya a uno de cada cinco aragoneses y el 40% tiene los primeros síntomas pasados los 30 años. "Son números muy altos, un ascenso muy preocupante que comenzó en los años noventa y que ahora se ha estabilizado, aunque no hemos tocado techo –advierte Colás–. Una situación que se ha complicado recientemente, porque una alergia supone abrir una puerta, de manera que un enfermo puede desarrollar reacciones a otros elementos que están relacionados. Y en los últimos años han aumentado los casos de alergia a frutas y verduras, a la carne, al marisco...".


La alergia es una enfermedad inmunológica que afecta ya al 20% de los aragoneses, al 33% de los españoles, y que supone 15 millones de afectados, 10 millones de los cuales reaccionan al polen. Una epidemia que se agrava por la multiplicación de contaminantes en el aire, de manera que los alérgicos se concentran en las grandes ciudades y, especialmente, en los países más industrializados. "Existe evidencia científica que indica que la contaminación es la responsable, porque nos hace más susceptibles a los alérgenos (un ciudadano expuesto a los humos tiene diez veces más posibilidades de desarrollar una alergia), pero por otro lado también las plantas sufren y alteran el contenido de su polen, que se hace más agresivo", destaca Colás.


De poder tomar una muestra del aire de Zaragoza en los ochenta, presentaría una calidad muy diferente a la actual. No solo porque apenas encontraríamos elementos químicos como partículas de látex o dióxido de sulfuro, tampoco abundaban los motores diésel de los vehículos, con sus peligrosas PM10 (micropartículas de menos de 10 micras de diámetro), que atraviesan todos los filtros y se instalan directamente en los pulmones. Otros niveles de pólenes eran también muy diferentes a los actuales: en los ochenta no se superaban los 250 granos de polen de plátano de sombra por metro cúbico (g/m3), cifra que superaba ya los 600 g/m3 en los noventa y que este año ha alcanzado los 1.5000 g/m3.


El problema se agrava


Carlos Colás indica que "no hay información sobre la prevalencia de las enfermedades alérgicas en España en los años 80. Tampoco en Aragón. Sí hay datos sobre países del norte de Europa, con un incremento del 12% de la prevalencia de rinitis alérgicaen Reino Unido, del 14,9% en Finlandia o del 31,5%en Dinamarca". También se sabe que en 1926 solo un 1% de la población europea reaccionaba al polen, cifra que en los ochenta escaló al 10%. (el número de europeos alérgicos al polen se duplicó entre 1974 y 1986). Actualmente la cifra ya supera el 30% y se espera que alcance el 50%en los próximos años. En España en 1985, según datos del gabinete de estudios sociológicos Bernard Krief, había 6 millones de alérgicos (actualmente son 16 millones), y el 15%de la población era alérgica (hoy en día, el dato es del 33%). Y como avanzaba el doctor Colás, se presenta un problema mucho mayor si esas alergias son la llave que abren la puerta a otras reacciones:"Cada vez hay más población que desarrolla síntomas a otras proteínas relacionadas con su enfermedad. La alergia al polen predispone a una reacción a proteínas presentes en vegetales y frutos secos, y esta es la más común de todas y se preve que llegue a afectar en los próximos años a 40.000 aragoneses. Se empiezan a dar también casos de alérgicos a las mascotas que reaccionan a la carne de mamífero. Y la alergia a los ácaros abre la puerta a una reacción ante el marisco", porque ácaros y marisco son arácnidos.


La alergia a la proteína vegetal LTP cuando es muy intensa genera un grave conflicto en la alimentación. "Sus manifestaciones son muy diversas, desde picor en el labio o la lengua hasta hinchazones. Pueden darse reacciones anafilácticas graves que suponen una amenaza: erupciones urticarias, bajada de tensión, ante el ataque agudo de asma, a veces inflamación interna intestinal... –enumera Colás–, muchas reacciones que en los casos más graves se producen a la vez". Se sabe también que la alergia a la LTP se ve favorecida por tres factores:el ejercicio físico, la ingesta de antiinflamatorios y el alcohol. "Estas tres circunstancias pueden hacer que una alergia leve se convierta en grave, o que de no manifestarse pase a grave directamente. Y de ahí viene la confusión para médicos y pacientes, porque puede ocurrir que un alérgico se coma una manzana y no le pase nada, pero que si la toma y juega luego un partido al frontón tenga una reacción grave. De alguna manera, esos factores contribuyen a que haya una absorción intestinal de esa proteína". Cuando se tiene certeza de que existe alergia a la LTP, el doctor Colás recomienda "hacer un estudio muy minucioso y saber qué frutas y verduras se pueden comer. Y tras ingerir alguna de ellas, evitar el ejercicio físico, el alcohol o los antiinflamatorios durante al menos cuatro horas. Supone un deterioro en la calidad de vida, pero es una manera de controlar la reacción".