Sobreponerse al desastre sin perder de vista el río

Mientras siguen con la limpieza de sus casas, llenas de barro tras la inundación, muchos vecinos reclaman una reparación urgente de la mota. Ni las losas de cemento pudieron contener el agua, que arrancó más de 150 metros

Mª Pilar Oquendo muestra el estado en el que ha quedado su foto de boda tras inundarse su casa.
Mª Pilar Oquendo muestra el estado en el que ha quedado su foto de boda tras inundarse su casa.
oliver duch

Es más el valor de lo sentimental", dice emocionada Mª Pilar Oquendo, mientras mira su foto de novia, apoyada sobre una pila de enseres en el porche de su casa, en el camino de Alfocea. El marco está roto y embarrado, pero se ha salvado. "La de la comunión ha desaparecido", añade mientras se afana en limpiar el barro que cubre el jardín y el interior de la pequeña vivienda en la que ella y su marido, Ramiro Beired, pasan la mitad del año.


El lunes pudieron entrar, ocho días después de salir a toda prisa, y una vez que los bomberos achicaron el agua que quedaba. Encontraron "el sinfonier flotando, el televisor boca abajo, el sofá y la nevera tumbados...", describe la mujer, que muestra la ropa manchada que guardaba en los cajones. Como en decenas de casas de la zona baja de este barrio rural de Zaragoza, comprueban estos días que nada ha escapado al agua y al lodo, y ahora alternan la limpieza –les ayuda su hijo Ignacio y el fin de semana acudirán también familiares y amigos– con las gestiones para dar parte al seguro.


"A las 8.00 (del domingo día 1) avisaron de que se había roto la mota y tuvimos que salir. En hora y media, todo se llenó de agua, entró un metro y medio", recuerda Mª Pilar. Esa misma defensa sigue preocupando, y mucho, a los vecinos. "Que vengan urgentemente a repararla porque si sube un metro el río, será una catástrofe enorme", reclama el alcalde pedáneo, Gonzalo Aragüés, mientras recorre la zona donde el agua reventó más de 150 metros de la mota y abrió ‘cráteres’ de varios metros de profundidad, convertidos en charcas. De nada sirvió la protección con losas de cemento, ahora hechas añicos y esparcidas por los campos próximos, y la acequia principal ha corrido la misma suerte. En muchas zonas, la alfalfa está ahora cubierta por ingentes cantidades de grava y arena. Y sobre la arena, manchas de gasoil de un tanque que arrastró el río y que ha quedado varado en medio de una parcela.


Desde la CHE informaron ayer de que están trabajando en la evaluación de daños en las motas, pero no se podrá empezar a trabajar hasta que el caudal baje más.

Quejas por no evacuar en Nuez

En Nuez, la queja es otra. Los vecinos de la urbanización La Fuen critican que en la noche del 1 al 2 de marzo nadie les avisó del riesgo que corrían ni acudieron a evacuarles. Se fueron a medianoche y una hora después, algunas viviendas estaban anegadas por 1,80 metros de agua. Aún no han vuelto a sus casas y dos familias siguen durmiendo sobre unas colchonetas en la casa de cultura y comiendo en el bar. Junto a otros afectados, los vecinos de esta zona han creado una plataforma para exigir responsabilidades sobre lo que consideran una falta de coordinación. También piden ayudas y han escrito al Ayuntamiento, la DGA, la Delegación del Gobierno y al Justicia.