La selección apunta a cuartos
El equipo español se mide hoy con Túnez (19.00, TDP), un rival accesible, en los octavos de final del Mundial.
Y ahora que llegan los partidos del KO, España tiene que poner todas sus cartas sobre la mesa. Ya no caben los errores porque estos te mandan a casa. La selección ha conseguido por méritos propios la primera plaza de su grupo y ello le da derecho a enfrentarse al cuarto del Grupo B, Túnez (19.00 Teledeporte), en teoría un rival menos complicado. En el grupo B, Croacia, Macedonia y Austria comandaron la clasificación y dejaron a los africanos en cuarto lugar, aunque bien es cierto que solo el golaverage les diferenciaba de los austriacos. Y puestos a elegir entre centroeuropeos o magrebíes, ambos tienen un nivel similar aunque con estilos muy diferentes. En la primera fase en Qatar, los tunecinos ganaron a Bosnia e Irán y empataron con Austria, aunque a punto estuvieron de dar la campanada ante Croacia.
Túnez dio la gran sorpresa en el balonmano mundial en 2005, cuando España ganó su primer entorchado y los anfitriones tunecinos se clasificaron en cuarto lugar. Desde entonces, y quizás por aquello de que no han vuelto a ser anfitriones, Túnez ha tenido un papel más que discreto en el panorama del balonmano mundial. Desde entonces, su mejor clasificación ha sido un undécimo puesto, si bien en el Campeonato Africano lleva desde el siglo pasado alternando títulos y subcampeonatos con Egipto.
El equipo tunecino cuenta en sus filas con seis hombres que disputaron aquel mundial de 2005 en su país, donde España cortó a los anfitriones el paso a aquella final, de la que todavía permanecen Raúl Entrerríos, Rocas y Chema. el pivote Tej (Montpellier), el portentoso Hmam (Saint Raphael), que ahora prácticamente se limita a defender, el guardameta Maggaiz y los laterales Megannem, Hedoui y especialmente Gharbi (Nantes), son los veteranos de un combinado que también cuenta con jóvenes valores como el azulgrana Jallouz, Toumi (Nantes) o Bannour y Sanai, auténticos pilares ofensivos del equipo. Y todos ellos, de la mano del eterno Sead Hasanefendic, que también dirigía el banquillo tunecino en aquel 2005.