El escritor turolense Javier Sierra ha regresado esta semana a Aragón. El jueves, en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés, casi cerró el largo viaje promocional de su última novela, ‘La pirámide inmortal’, y lo hizo como a él le gusta: en un encuentro con los lectores. "El arma del escritor es la palabra, no solo la pluma para firmar libros", sugirió.

Eso sí, no destripó el libro. Lo suyo fue el relato de la intrahistoria, el cómo y el qué le llevaron a armar esta novela que ha sido un éxito de ventas. "Javier tiene una gran capacidad oratoria, es muy ameno y cuenta siempre cosas muy interesantes", comentaba el escritor David Lozano poco después de saludar a su amigo.

Y lo cierto es que fue así. No defraudó en su cita zaragozana, sobre todo cuando empezó a relatar su experiencia dentro de la gran pirámide de Giza, en cuyo interior pasó una noche a solas cuando tenía 26 años. "Por aquel entonces era un joven periodista que quería escribir el reportaje de mi vida –comentó–; rememorar una experiencia parecida a la que Napoleón vivió en 1799".

Aquella "trampa", como él la definió, "fue perturbadora y he tardado tiempo en procesarla; de alguna forma me transformó, yo entré como periodista y salí como escritor, mientras que Napoleón entró como general y salió como emperador". Llegado a este punto, Javier Sierra tenía atrapado al auditorio demostrando que el origen de la buena literatura se encuentra en la tradición oral. Si para él la cita fue una reválida, la superó con sobresaliente.

Es que le pareció a Marcos Ibáñez, un joven lector que acaba de llegar a la obra de Sierra a través de un amigo y que el jueves estaba encantado de conocerle. "Todavía no he terminado ‘La pirámide inmortal’, pero está magníficamente documentada, te atrapa desde el primer momento", aseguró.

Antes de ponerse delante de los lectores, el escritor turolense confesó que para él "supone una responsabilidad muy grande intentar estar a la altura de las expectativas, pero lo que intento, sobre todo, es ser consecuente con mi línea de trabajo". "No quiero escribir sobre determinadas temáticas porque estén de moda –concluyó–, quiero seguir siendo Javier Sierra compartiendo el asombro de los temas que abordo con los lectores". Tras el cara a cara llegó el momento de las dedicatorias. Se lo tomó con calma y todo el mundo se llevó su libro firmado. Hubo quien le preguntó por su nuevo proyecto y él aseguró que ya tiene una idea bastante clara de por dónde va a ir. "Ahora estoy en una situación casi de aprendiz, me sorprende cualquier texto o enfoque; cada libro que afronto es una nueva experiencia con la que tengo la sensación de empezar de cero".