La escolarización de menores de dos años se multiplica por diez en una década

La creación de guarderías y los cambios en las costumbres laborales son algunas de las causas.

Unos pequeños juegan en la guardería de la Fundación de la Caridad, en la capital aragonesa.
La escolarización de menores de dos años se multiplica por diez en una década
pedro etura

Llevar a los hijos al colegio a una edad muy temprana se ha convertido en algo mucho más normal en los últimos años. Según los datos del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, en el curso 2002/2003 había 1.699 alumnos menores de dos años matriculados, mientras que en el 2012/2013 -último informe con los datos detallados por edades- había 12.562.


“Es una tendencia lógica teniendo en cuenta que en estos últimos años es cuando más se ha desarrollado la creación de escuelas infantiles en la comunidad y, por lo tanto, el número de plazas ofertadas”, explican desde el departamento de Educación de la DGA. No hay que olvidar que durante estos años hasta los 6 no es obligatoria la escolarización, aunque sí que es positiva para su desarrollo posterior. “Les ayuda a socializarse y a aprender algunas cosas básicas”, sostiene María Jesús Cardoso, profesora del Departamento de Psicología y Sociología de la Facultad de Educación de la Universidad de Zaragoza.


De hecho, el incremento es mucho más acentuado en las escuelas públicas que en las privadas. Hace diez años, las guarderías municipales contaban con 167 alumnos, mientras que en el curso 2012/2013 había matriculados 6.880 menores de 2 años. Y más tendrían si hubiera más plazas, puesto que en Zaragoza, el Ayuntamiento recibió este año 1.080 solicitudes para las 538 vacantes que tenía.


Por el contrario, en el sector privado este aumento es mucho más lento e incluso se ha paralizado en los últimos tiempos. En concreto, en el año 2002/2003 había 1.532 niños, mientras que una década después este número ascendía a 5.682, por debajo de los que acuden a las guarderías públicas. “Se ha notado el crecimiento sobretodo en los barrios nuevos porque al incrementarse la población se han hecho nuevas guarderías, además, las escuelas privadas que llevamos toda la vida estamos viendo cómo perdemos alumnos por la crisis”, detalla Rosa Gonzalvo, presidenta de la Asociación de Centros Infantiles de Zaragoza.


Aun así, solo el 33% de los menores de dos años que hay en la comunidad están matriculados en guarderías, una tasa bastante elevada si tenemos en cuenta que hace diez años solo era el 6%. “La incorporación al mundo laboral es una de las principales causas de que vayan a centros escolares tan temprano”, puntualiza Cardoso. Por el contrario también hay muchos padres que no quieren dejarlos tan pequeños y se los quedan los abuelos. “Realmente, el mayor problema para llevar a un niño a estas edades a la guardería es la angustia que sienten los padres”, resalta Cardoso.

De los juegos al aprendizaje

“Hace unos años, en las guarderías simplemente se jugaba, mentiras que ahora se trabaja mucho a nivel educativo para conseguir desarrollar las habilidad de psicomotricidad”, subraya Gonzalvo. De hecho, tal y como aseguran los psicopedagogos es muy positivo para los alumnos el poder acudir a las aulas a una edad tan temprana.


“El mayor logro es mejorar su socialización, puesto que al estar con más gente aprenden normas básicas y las interiorizan, como por ejemplo, saber cómo comportarse en clase”, detalla Cardoso. Además, les sirve para salir del núcleo familiar en el que generalmente son el centro de atención. “Así comprenden que no tienen por qué ser siempre los primeros y eso les ayudará a comportarse en la sociedad”, sostiene.


Otro aspecto positivo es que a edades tan tempranas el cerebro es muy plástico y, por lo tanto, tiene una gran capacidad de aprendizaje. “Todo esto hay que llevarlo a cabo con sentido común, ya que hay que tener en cuenta que cada edad tiene un techo máximo de aprendizaje, por ejemplo, con dos años no es bueno enseñar las raíces cuadradas puesto que no está preparado para eso y solo le serviría de frustración”, asegura Cardoso. Por ello, lo recomendable en estas edades es conocer las letras, dibujar, colorear, bailar, etc. “Todas estas cosas que en un primer momento pueden parecer lúdicas son muy importantes para aprender a coordinar e ir desarrollando el sistema motor”, puntualiza.


El único matiz negativo podría aparecer por no adecuar bien el aprendizaje a la edad de los niños, además, de que los padres no formulen de la manera adecuada la separación. “Cuando llega el momento de tener que dejar a tu hijo siendo muy pequeño es más difícil para los padres que para la criatura y si así se le transmite, se puede sentir abandonado”, relata. Por ello, especifica que lo importante es que los padres vean que es algo positivo, que sirve para mejorar las habilidades de sus hijos.