A perro flaco todo son pulgas. Eso es al menos lo que piensan miles de jóvenes aragoneses que tratan de emanciparse con poca fortuna. Descartado el acceso a una vivienda en propiedad -el sueldo, y sobre todo la inestabilidad laboral no dan para ello-, tan solo el alquiler ofrece una oportunidad de vivir la vida por cuenta propia.
Sin embargo, incluso en el caso de contar con un sueldo aceptable, muchos de ellos
a sus necesidades. El problema: la
cuentan con entre una y tres habitaciones (contando cocina y salón). Es decir, solo
El resto, más de 490.884 viviendas exceden los requisitos de este colectivo de hogares unipersonales.
Es el caso de Julia M., una joven enfermera de Zaragoza que se chocó de bruces con una oferta de pisos muy limitada a la hora de independizarse. “
La mayoría de los anuncios ofrecen dos y tres habitaciones, y ya no quería compartir piso”, explica. Por ello, su búsqueda se prolongó más de lo esperado. “Estuve más de tres meses buscando, y al final encontré este -donde vive actualmente- en La Magdalena, que
está hecho una ruina pero por lo menos es pequeño y me lo puedo permitir”, relata.
La mayoría de los pisos de la Comunidad
cuentan con cinco habitaciones (salón, cocina y tres dormitorios), un total de
212.240, seguidos de los de seis (115.422) y de los de cuatro (103.463). De ahí que cada año
aumente la oferta de alquiler de camas, un fenómeno con un perfil tradicionalmente universitario pero que con la crisis se ha ampliado a
nuevos inquilinos por motivos económicos.
Alquilar
una habitación en un piso compartido en España
cuesta una media de 280 euros mensuales, según un estudio de Idealista.com
, lo que supone un descenso del 2% respecto al precio que se ofrecía hace un año. Una situación diferente a la que se registra en la ciudad de Zaragoza, donde el precio se ha incrementado un 0,8% y se sitúa en 223 euros.
Idas y venidas
Como consecuencia de este entorno hostil, el proceso de emancipación de los jóvenes no siempre es exitoso. El año pasado fueron más de
12.200 los jóvenes aragoneses que
se vieron obligados a retornar a casa de sus padres después de haberse ido a vivir por su cuenta, según el último informe sobre emancipación elaborado por el Consejo de la Juventud de España (
CJE).
Como resultado de este proceso,
Aragón perdió un 10% de hogares jóvenes, quedando la cifra final en 21.915, de los que 9.500 son unipersonales.
Las cifras del paro, aunque empiecen a mostrar leves mejorías, están detrás de todo. De los 177.000 jóvenes aragoneses entre 16 y 29 años, tan
solo 62.000 cuentan en la actualidad con un empleo, la mayoría temporal y mal remunerado. De ahí que el acceso al mercado inmobiliario sea una ardua tarea para este colectivo, que en muchos casos se encuentra
subocupado -trabajaría más horas de las que le ofrecen en su puesto- y
sobrecualificado -cuenta con una formación superior a la exigida-.
De hecho, aunque "el coste de acceso al mercado de la vivienda en propiedad para las personas menores de 30 años ha disminuido en los últimos doce meses", en la actualidad "un joven asalariado
debería dedicar el 47,4% de su sueldo a la compra de un piso", critica el informe del CJE.
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