"Le donamos la vivienda a nuestra hija al divorciarnos"

Cuando se transfiere un piso a los descendientes o cónyuges es necesario pagar la plusvalía municipal.

A pesar de que las donaciones de inmuebles no han sido las más abundantes durante los últimos años, la realizada por Pedro -nombre ficticio- y su entonces mujer es un ejemplo de que no han desaparecido. “Hace poco más de tres años decidimos divorciarnos y mi exmujer me propuso donar el piso en el que vivíamos a nuestra hija para que así siempre fuera para ella”, detalla.


Por ello, en verano de 2011 acudieron al notario para realizar todos los cambios de escrituras. “En ese momento, además de hacer la donación, yo me quedé como usufructurario para poder disfrutarlo para siempre”, puntualiza. Los trámites fueron sencillos, en poco menos de un mes se hizo efectiva la donación, y su hija, menor de edad, se quedó como única propietaria del piso.


Las consecuencias fiscales de este cambio no tardaron en llegar, ya que tal y como asegura el vicedecano del Colegio de Notarios de Aragón, el antiguo dueño del inmueble debe declararlo en su renta y se le cobrará por el aumento del valor económico que ha tenido la vivienda desde que se compró hasta su tasación actual. “No sé exactamente lo que me cobraron, pero fue bastante porque de normal, en la declaración de la renta me devolvían mucho dinero y ese año solamente me reembolsaron una cantidad mínima”, relata Pedro.


La otra consecuencia es el pago de la plusvalía del piso, en este caso, nadie informó a la expareja de los pasos que debían seguir y hace poco menos de un año recibieron una carta en la que le reclamaban a su hija el dinero de la plusvalía. “En total había que pagar algo más de 2.000 euros pero con la demora ha subido unos 500 euros más”, sostiene. Por ello, han decidido pagarlo a plazos, una opción que da el Ayuntamiento de Zaragoza. “De todas maneras, deberían avisar antes, no esperar más de dos años”, destaca el zaragozano.


Este caso ejemplifica la opción tomada por más de 4.000 aragoneses al año, que por una razón u otra, donan a sus hijos algunos de sus recursos o bienes para conseguir que tengan una vida mejor. En este caso una vivienda asegurada, que no se verá afectada por el divorcio de sus padres.