​'El ojo que todo lo ve' de la fauna aragonesa

El Gobierno de Aragón dispone de 50 cámaras de fototrampeo para el seguimiento de especies amenazadas.

Un corzo captado por una de las cámaras
​'El ojo que todo lo ve' de la fauna aragonesa

Son como ‘el ojo que todo lo ve’ de la fauna aragonesa, la vía para una observación privilegiada de los secretos de la vida natural y para el seguimiento de las especies más amenazas. El Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón tiene repartidas por el territorio 50 cámaras de fototrampeo en enclaves estratégicos –no todas activadas-, que permiten controlar el comportamiento y la evolución de las especies en situación de mayor vulnerabilidad.


Singulares ejemplares de buitres negros divagantes que se suman al festín de los muladares, quebrantahuesos alimentando a sus crías, murciélagos agazapados, corzos sorprendidos o águilas alzando el vuelo se acumulan en este álbum faunístico. Instantes, algunos, que ya forman parte de la memoria gráfica de la historia natural de Aragón, como las últimas imágenes de un vetusto oso Camille, animal emblemático al ser el último oso de genética completamente pirenaica que moraba en la cordillera.


“La utilización de estas cámaras permite comprobar el uso de determinados enclaves por especies, para las que un control por observación directa resulta poco fructífero o requiere mucho esfuerzo”, explica el jefe de Servicio de Biodiversidad del Departamento de Medio Ambiente, Manuel Alcántara, como ocurre en el caso de especies nocturnas, con un escaso número de ejemplares o para realizar seguimiento de ejemplares marcados.


Así, estos dispositivos se camuflan en los hábitats de interés, aunque en ocasiones también retratan a invitados que no se esperaban. “A veces se activan ante la presencia humana, y aparecen personas que suben en busca de setas o ante el paso de rebaños de ovejas o vacas”, explica el técnico. Pero también captan rarezas, como la de un ejemplar de pigargo europeo, especie propia del Norte de Europa, al que se vio merodear por un comedero de Ordesa, o han revelado bellos momentos cotidianos de la vida de la fauna salvaje: “En alguna ocasión hemos podido fotografiar las escenas completas de la actividad del oso rascándose o escarbando, varios fotogramas que, si se pasan a alta velocidad, parecen propiamente una escena filmada en vídeo”, explica Alcántara.Programas de recuperación de aves


Esta red de cámaras es una vía esencial para obtener información sobre determinados comportamientos de los individuos en su entorno natural. Su ubicación en puntos de alimentación suplementaria o en comederos de aves necrófagas permite obtener información sobre la alimentación y el uso de estas instalaciones por las distintas especies, básicamente buitres leonados, aunque también allí acuden otras aves, como alimoches y quebrantahuesos.


Si hay un proyecto icónico en la protección de la fauna amenaza aragonesa en las últimas décadas es el Programa para la Recuperación del Quebrantahuesos, (el Gypaetus barbatus), única ave necrófaga del planeta que concentra en los Pirineos el mayor número de territorios de toda Europa. Estas cámaras permiten monitorizar nidos recónditos de parejas reproductoras de estas aves, o de otras también bajo vigilancia, como el águila perdicera. Sobre esta última especie, se han logrado 14.000 fotografías en solo tres meses. “Esto va a permitir, una vez analizadas, aportar luz a los graves problemas de productividad de esta especie -en grave peligro de extinción en Aragón-, y para la que la escasez de sus presas habituales parece ser uno de los principales factores de riesgo”, explica el técnico. “Los datos aportados permitirán diseñar adecuadamente medidas para poder corregir, en la medida de lo posible, este factor adverso para su conservación”.


Las cámaras también sirven para documentar la presencia y el paso de los osos entre valles “y en su caso, prevenir de ataques al ganado en puertos y otras zonas, y también certificar su  presencia en lugares donde ha habido previamente incidentes con el ganado”, explica Alcántara.


Los seguimientos de nutria y castor en los tramos medio y alto del Valle del Ebro y recabar información sobre el uso estacional de las cuevas ocupadas por murciélagos son otras utilidades de esta red de cámaras.


Alcántara se lamenta de que también ha habido casos de algún robo de estos dispositivos, “algo que destroza nuestras previsiones y que, además, no resulta útil para nadie, ya que las cámaras de fototrampeo carecen de utilidad para los usos convencionales”.