Heraldo del Campo

​"Los agricultores nos vamos a ahogar con los gastos"

Los productores de fruta de hueso prevén venderla a 0,15 euros/kilo, aunque les haya costado 0,24.

La fruta que no se considera perfecta se deja en el suelo
​"Los agricultores nos vamos a ahogar con los gastos"

“Lamentable”. Así califican la situación los agricultores aragoneses dedicados a la producción de melocotones, nectarinas, paraguayos y otras frutas de hueso. La sobreproducción de este año y la bajada de la demanda a causa de las bajas temperaturas y la crisis ha hecho que los precios hayan caído por debajo de los costes de producción.


Carlos Soldevilla es agricultor, como sus otros dos hermanos. Tiene 15 hectáreas de melocotón y nectarina en Belver de Cinca y en estos momentos está cosechando. “Hay muy mala perspectiva. Solo estamos cogiendo lo bueno, los melocotones de un calibre superior a 67 milímetros y el resto se queda en el campo”, explica.


Este año solo pasarán dos veces por cada árbol, para recoger solo las frutas “perfectas”, sin ningún tipo de mancha o golpe y tirar lo demás al suelo, a diferencia de otros años, en los que se llegaba a realizar hasta cuatro pasadas. Esto significa que los temporeros tendrán menos trabajo, aunque por el momento mantengan sus puestos. “Por ahora no han perdido dinero, pero lo notarán en septiembre”, reconoce.


Este agricultor calcula que el coste de cada kilo producido es de 0,24 euros. Por ahora, desconoce a cuánto se lo pagarán, pero la perspectiva es “muy mala”, ya que se calcula que rondará los 0,15 euros. Es decir, que no solo no se cubrirán los gastos sino que tendrán pérdidas. Además, ya es tarde para decidir no cosechar, puesto que la mayoría de los desembolsos ya los han realizado y la mano de obra de los temporeros solo representa 0,05 euros por kilo.


Él cubrirá las pérdidas con lo que saque de su segunda actividad, la ganadería, pero no todos tienen ese colchón económico. “Otros tienen que poner dinero propio o pedir un crédito en el banco, y eso ahora no es fácil. Nos vamos a ahogar con los gastos”, subraya.


Además, en estos días vence el pago de los fitosanitarios. Otros años los pagaban con el anticipo de los almacenes, que podía llegar hasta los 0,15 euros por kilo, pero este año duda que sobrepase los 0,06 euros. “Con eso no cubres ni los gastos ni la nómina”, indica.


En otras ocasiones, si el mercado nacional iba mal, quedaba la exportación. Pero esta vez tampoco es solución, ya que las producciones de países como Francia, Croacia o Rumanía también han sido muy buenas. Asimismo, la crisis en Ucrania también ha dificultado llegar a mercados como el ruso.


Ni siquiera el granizo se ha aliado con los productores. Otros años lo temían, pero en esta ocasión incluso les hubiera convenido que hiciese aparición. “Es muy lamentable, pero este año hubiera sido la única salida. Cayó una buena tormenta en la zona de Lérida y es como si les hubiese tocado la lotería”, cuenta. Por cada kilo, el seguro puede llegar a pagar unos 0,40 euros, mucho más de lo que recibirán probablemente en el mercado.

Sin demanda en la fruta ecológica

Al que no le serviría de nada sería a Marcos Barranco, productor de frutas ecológicas en la empresa Biofrutal. Él no tiene seguro, porque no les cubre los costes, así que solo piensan en conseguir una buena cosecha. Pero esta vez la situación es “muy difícil”, porque no consiguen vender el producto ya almacenado. Si situación es todavía peor, porque los costes de producción son un 25% mayores que los de la fruta convencional, hasta los 0,30 euros el kilo.


“El melocotón amarillo está salvando los muebles, porque se utiliza para el almíbar y el zumo, pero el melocotón rojo no tiene mercado y se está vendiendo muy poco”, explica Barranco. En su caso, el problema no es que el precio sea muy bajo, sino que la fruta no tiene salida. “Nosotros hemos recogido, pero en otros ni siquiera han entrado a recoger”, señala. Solo el paraguayo se ha salvado, aunque indica que la venta ha sido a bajo precio.

Algunas soluciones

Para Barranco, la manera de atajar estas situaciones sería fomentar el consumo de frutas, a través de campañas por parte de las administraciones. De la misma opinión es José Manuel Roche, secretario general de UPA Aragón.


Él además apunta a otras, como la eliminación del excedente, de la que se habló este jueves en la reunión de la Mesa de la Fruta con otras organizaciones agrarias y la DGA. Sacar del mercado dos millones de kilos de fruta, que se dedicaría a realizar zumo para las entidades benéficas de la comunidad, es la forma de reflotar el mercado. En total, en España saldrían de circulación 12 millones de kilos, aunque las comunidades continúan las negociaciones. Esta medida “reactivaría el precio, pero no tiene sentido hacerlo dentro de un mes, sino la semana que viene”.


Pero para conseguir que sea rentable para los agricultores, se necesita que la Organización Común de Mercados Agrícolas (OCM Única) subvencione la eliminación del stock. Bruselas tendría que pagar 0,27 euros por kilo, de los que 0,05 llegarían al productor. “Prefiero que me den 0,04 euros con un fin social, ya que si no se tendría que tirar”.


A largo plazo, también habría que tomar medidas para que no se repita esta situación. La concentración de los productores en cooperativas serviría, según Roche, para regular la producción y tener más fuerza en cuanto al precio. Trabajar en los instrumentos de gestión de los mercados y reforzar el seguro agrario son otras de las soluciones a las que apunta.Problemas con los agricultores franceses

Por si la situación no era suficientemente mala, a los agricultores se les une las protestas de sus colegas franceses, que han bloqueado el paso de varios camiones españoles en la frontera y han atacado su carga. Vicente López, responsable del Sector de frutas de UAGA-COAG, pide que las autoridades impidan estos actos y tomen medidas, como la sanción al gobierno francés por no evitar los ataques. López indica que el estado de los productores galos de melocotón y nectarina es incluso peor que la de los españoles, ya que son menos competitivos. “Como agricultor los entiendo, pero la forma no es esa”, indica.