2.700 aragonesas renuncian a buscar empleo para cuidar de familiares dependientes

Los sindicatos denuncian que el retroceso en las ayudas está devolviendo a la mujer al hogar.

Un centro de ayuda a pacientes dependientes
Un centro de ayuda a pacientes dependientes
JOSÉ MIGUEL MARCO

Elegir entre seguir buscando o mantener el actual trabajo o dedicarse por completo al cuidado de un hijo o mayor dependiente. Esa es la situación en la que se encuentran cada año multitud de familias aragonesas que en un momento de su vida ven como un revés hace que el cuidado de los suyos se convierta en su mayor prioridad. Una circunstancia en la que, según explican afectados, organizaciones implicadas, y sindicatos, el retroceso en las medidas de apoyo y los recortes en el ámbito de la dependencia provoca que las mujeres sean las grandes afectadas, siendo ellas siempre el pilar sobre el que recae esta labor.


No en vano, según el último resumen anual de la Encuesta de Población Activa, 2.700 mujeres aragonesas se declaran inactivas debido a que tienen familiares en casa que requieren de su presencia prácticamente las 24 horas del día. Una estadística en la que las madres, esposas o hijas apenas encuentran correlación por parte del sexo masculino y que acentúa que, en muchas ocasiones, la crisis tenga rostro de mujer.


“El peso cultural dentro de la sociedad sigue siendo muy importante, pero en los últimos años se habían consolidado políticas de apoyo que permitían, aunque fuera en menor medida, seguir compatibilizando la vida laboral con el cuidado de estos familiares. Algo que los recortes en materia de dependencia y la precarización del trabajo, que afecta especialmente a las mujeres, ha acabado echando por tierra”, explica Delia Lizana, responsable del Área de Mujer del CC.OO.-Aragón.


A pesar de que el colectivo es amplio y las encuestas e informes realizados hasta la fecha no disciernen entre aquellas mujeres que optaron por dejar de lado su carrera laboral como una opción personal, y las que lo hicieron obligadas por las actuales circunstancias, los sindicatos no dudan al señalar como una de las causas a la desigualdad que el mercado laboral aún presenta entre hombres y mujeres. “Si analizamos el mercado laboral femenino vemos como la temporalidad se ha disparado de forma mayor que en el de los hombres, y los salarios y el reconocimiento de los empleos sigue siendo mayor para el sexo masculino, lo que hace que en el caso de que una pareja se encuentre ante una situación así sea la mujer la que en casi la totalidad de los casos renuncie a su empleo”, comenta Oliva Carnicer, encargada del departamento de Igualdad de UGT, quien señala también como otro dato “esclarecedor” de la descompensación entre el hombre y la mujer que en el último año aumentaran en un 13% las mujeres que pidieron una reducción de jornada para atender a sus familiares.

De 580 euros... a poco más de 200


Pero más allá de los números y los comentarios, son los rostros de los afectados los que constatan la difícil situación en la que se encuentran los familiares de los enfermos dependientes. Padres, madres o hijos que en la mayoría de las ocasiones preferirían que un mayor apoyo administrativo les permitiera compaginar los cuidados con su vida laboral para así, acometer de mejor forma los gastos ocasionados por la dependencia. “En los últimos dos años hemos venido detectando retrasos en los pagos de las subvenciones de equipamiento -sillas de ruedas eléctricas y otros materiales- así como algunos casos preocupantes a la hora de reconocer algunas dependencias”, explica Ana López, trabajadora social de ARAELA, la asociación que lucha en Aragón por dar voz a los enfermos de esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad neurodegenerativa, sin cura, rara, y cuya evolución es tremendamente rápida, no en vano, la mayoría de los afectados no supera los dos años de vida tras su diagnóstico.


“Es una enfermedad que requiere implicación total por parte de los familiares, ya que el enfermo se va paralizando poco a poco a pesar de mantener intactas sus facultades mentales”, explica López, cuya asociación está estos días realizando varias campañas para recoger fondos y así sufragar parte de los cuantiosos gastos que acompaña esta dolencia, que en los últimos años también ha notado el deterioro en la aplicación de la Ley de Dependencia. Así, desde ARAELA se denuncia el caso de una joven oscense que fue diagnosticada con tan solo 19 años, y que ha pasado de recibir 580 euros de ayuda a la dependencia a tan solo poco más de 200 debido a que “se resolvió que su situación había mejorado”. Algo inexplicable para los afectados, apenas 90 en Aragón, que explican que el proceso es tan irreversible y fortuito que en muchas ocasiones la evaluación de su dependencia llega “demasiado tarde”.