Aragón

Mi abuela Marcelina

Me encantaría contaros su biografía de mujer fuerte aragonesa. Nació en un pueblecito de la Sierra de Albarracín. Cuando mis hijos eran pequeños le gustaba contarles historias y costumbres de aquella tierra. Recordaba el frío que pasaba de niña, cuando en las madrugadas heladoras la sacaban de la cama para ayudar a recoger el azafrán. Y les hablaba de cuando fue “maya” del pueblo y la rondaban los mozos, el último día de abril, poniendo en su balcón una enramada.


Contaba, también, que la necesidad les había obligado a dejar sus raíces y venirse a Zaragoza. Que se casó muy enamorada y un sarcoma la dejó viuda a los 26 años. Se quedó con tres niñas pequeñas “con el cielo arriba y la tierra abajo” porque no existía la Seguridad Social. Y se echó a la calle. No para “hacerla” como se dice ahora, sino para subir todos los días cientos de escaleras a peinar, por las casas, los moños de las señoras de Zaragoza. La recuerdo siempre alegre, quitando importancia a sus penas, que no eran pocas.


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