"Deberían considerarnos como motor de progreso para Aragón"

Ambos sectores reclaman un papel preponderante en la economía de la Comunidad y mayor atención por parte de la Administración autonómica.

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"Deberían considerarnos como motor de progreso para Aragón"

Aunque solo sea por calidad, la Administración pública debería considerar la educación y la cultura como motor de progreso para Aragón». Es la afirmación unánime de representantes de ambos sectores reunidos por HERALDO en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza para reivindicar al Gobierno autónomo una mayor atención y participación en la toma de decisiones. Es la conclusión de seis profesionales de procedencia tan dispar como Luis Oro, catedrático de Química Inorgánica de la Universidad de Zaragoza; Patricia Rodrigo, presidenta de la Asociación de Galerías de Arte Contemporáneo de Aragón; Gaizka Urresti, cineasta ganador de un Goya por su cortometraje ‘Abstenerse agencias’; Javier Cendoya, presidente de Edelvives; Tomás Gómez Perry, presidente de la Asociación Aragonesa de Salas de Conciertos Aragón en Vivo, y Ángel Gracia, presidente de la Asociación de academias y centros de formación de Zaragoza.


Luis Oro abunda en la idea y va más allá al señalar cómo «en unas décadas la investigación científica de la Universidad ha dejado de ser una actividad minoritaria para pasar a constituir parte esencial del quehacer cotidiano de la mayoría del profesorado». Y añade: «Los laboratorios universitarios cuentan con equipos humanos e infraestructuras competitivos a nivel internacional tanto que la Química de Zaragoza, por ejemplo, se encuentra entre las 75 mejores instituciones del mundo». «No es cierto que la Universidad sea una institución que no hace más que pedir y gastar dinero», afirma Oro, y recuerda cómo su departamento firmó el pasado octubre un convenio de investigación sobre el petróleo con un centro de Arabia Saudí por valor de 362.000 euros.


Polo de negocios


El catedrático de la Universidad está convencido de que esta es capaz de captar varias decenas de millones de euros, todos los años, de fondos estatales o autonómicos, y de contratos con el sector productivo. «Unas 300 empresas de distintos sectores desarrollan proyectos de investigación con la institución. Sin embargo, la situación actual de los laboratorios de investigación universitarios muestra una cierta fragilidad debido a unos recortes del orden del 40% de los recursos públicos en los últimos años». «Si continúan disminuyendo las inversiones en investigación, estaremos afectando, de modo difícilmente reversible, al deseable cambio hacia un modelo productivo basado en el conocimiento», concluye Oro.


«Aragón tiene una gran oportunidad de ser un polo de atracción de estudiantes de fuera de la Comunidad y del extranjero por el atractivo de sus universidades, el idioma, el clima y el estilo de vida», afirma el rector de la Universidad San Jorge, Carlos Pérez Caseiras. «Solo en la Facultad de Ciencias de la Salud, estudian algún grado 200 alumnos procedentes de Francia», añade Pérez.


Gaizka Urresti, al que el móvil no para de sonar desde que ganó el Goya al mejor cortometraje, también reclama de la Administración más ayudas y, al mismo tiempo, rechaza la idea de que la cultura solo vive de la subvención.


Y lo hace con datos. De los 493.484.452 euros del fondo que la DGA destinará en 2014 a ‘estrategia aragonesa para la competitividad y el crecimiento’, el presupuesto de apoyo a la cultura –a través de ayudas directas– es de 817.200 euros. Es decir, poco, o más bien, muy poco. Tan solo un 0,16% para un sector que supone aproximadamente el 3% del PIB de la Comunidad. En particular, el sector audiovisual, al que pertenece Urresti, recibirá en concepto de ayudas a la producción 55.000 euros, un 0,01%. «Son cifras que chocan con la apuesta por lo audiovisual que viene realizándose desde hace años en Aragón con dos universidades, ciclos formativos de grado superior, escuelas privadas, la creación del Centro de Arte y Tecnología...», se lamenta el cineasta vasco radicado en Zaragoza.


«Fomentar la cultura exige apoyo económico de la Administración, como hacen comunidades vecinas como Cataluña y País Vasco, donde funcionan circuitos para potenciar la actuación de grupos musicales», afirma Gómez Perry. Y, sobre todo, además de dejarse aconsejar por los profesionales, el Gobierno debería aclarar y racionalizar la nueva normativa de aforos a las salas de conciertos. «No es lógico, señala el programador de la sala López de Zaragoza, que los menores puedan acceder a un bar, donde hay bebidas alcohólicas y máquinas tragaperras, y sin embargo, aún acompañados por los padres, no lo puedan hacer a una sala de conciertos».


Desde el mundo del arte, los profesionales reclaman una ley de mecenazgo, equivalente a la de países vecinos, que favorezca a artistas, coleccionistas e instituciones. «El coleccionismo privado e institucional es escaso y de discutible calidad debido a la ausencia de esta disciplina en el mundo de la educación, una escasa cultura del coleccionismo y a causa de las insuficientes medidas públicas de apoyo y estímulo», señala Patricia Rodrigo. «Quizás –apunta Rodrigo, de la galería Antonia Puyó– en estos momentos se pueda justificar por la creciente crisis y la subida desproporcionada del IVA cultural, pero esta labor la hemos dejado de lado durante años y urge retomarla cuanto antes».


«Es una lástima que la Administración de Aragón, tierra de grandes personajes como Gracián, Goya, Buñuel, Amaral, Bunbury... y a pesar de contar con el ADN del talento en sus gentes, no le confiera a la cultura el estatus de motor de progreso que se merece y se olvide de invertir en el sector como lo hace en otros, también importantes, como el motor o la nieve», dice Urresti.


Si no subvenciones o ayudas directas, sí al menos desde el mundo de la cultura se reclama un modelo fiscal diferente que, entre otras cosas, ayude a invertir en el sector a los particulares. En Estados Unidos, por ejemplo, nueve de las diez películas que consiguieron ser nominadas a los premios Óscar contaron con un sistema de desgravaciones fiscales de entre el 20 y el 35% de sus presupuestos.


En Aragón no falta talento, ni tampoco formación. Así lo afirma Ángel Gracia, presidente de la Asociación de academias y centros de formación de Zaragoza. «Somos –cuenta– líderes en la preparación de las personas para el empleo que, sin embargo, desgraciadamente se van fuera de esta tierra por falta de emprendedores. Tenemos gente muy preparada porque en la Comunidad la formación que se imparte es de calidad, pero es triste invertir en trabajadores que luego se van de España por la falta de espíritu emprendedor y de apoyo social al empresario, quizá por la ausencia de una cultura de estas características».


El libro sigue vivo


No corren buenos tiempos para el libro, la primera industria cultural de España, que, pese a mantener la fuerza de sus exportaciones, lleva ocho años consecutivos con descensos de facturación.


«La crisis económica, la necesidad de reinvención de la industria por los cambios tecnológicos y de hábitos de consumo y la falta de fomento de la lectura» han llevado al sector a cifras de venta del año 2003, afirma Javier Cendoya, presidente de Edelvives. «La solución –añade– pasa por buscar otros modos de incentivar la demanda, con mejores libros y mejor distribución».


Fundamental en la recuperación es también por parte de la Administración un impulso al fomento de la lectura, el apoyo a las bibliotecas públicas y el avance en los programas de digitalización de contenidos educativos contando con las editoriales de libros de texto», señala Cendoya. Todo para que el libro recupere su valor en el mundo educativo.