Pitarch bloquea las nóminas de Movilla y Paredes

El director general ha ordenado que ninguno de los denunciantes cobre su salario mensual en adelante, según fuentes de la SAD

García Pitarch, durante una rueda de prensa
García Pitarch tomará el mando del Real Zaragoza
DIARIO INFORMACION

En lo que supone un nuevo capítulo de fricción entre la dirección general del Real Zaragoza y los jugadores Movilla y Paredes, Jesús García Pitarch ha decidido que, en lo sucesivo, ni uno ni otro cobren a fin de mes sus nóminas correspondientes.


El detonante surgió cuando todos los componentes de la plantilla cobraron la mensualidad de enero y Movilla,Paredes y José Mari (este ya desvinculado de la entidad) no recibieron su ingreso nominal. Pasados varios días, los interesados y sus representantes preguntaron por la situación y la explicación de José Guerra, el consejero del Real Zaragoza –que también ostenta el cargo de director financiero de la SAD– fue contundente. Pitarch ha dado orden de que no sean remunerados mensualmente y, en cualquier caso, se dirima cómo se les abona el dinero que tienen reflejado en sus respectivos contratos a temporada vencida, ya en junio. Movilla, el mes de febrero no lo percibirá por ahora por el castigo disciplinario que pesa sobre él, ya que está suspendido de empleo y sueldo durante 30 días. Al respecto, todo queda a expensas del fallo futuro del juez tras la demanda presentada ayer por sus abogados.


La reacción de García Pitarch denota que el director general, en su particular pelea contra estos futbolistas –que él deseó que se marcharan en una operación concluida sin éxito y que corre a su debe–, no perdona la actitud de Movilla y Paredes, que considera nociva para la SAD. Pitarch no olvida que ambos, en la primera semana de enero, decidieron (junto al entonces aún zaragocista José Mari) denunciar al Real Zaragoza por impago de la nómina de diciembre y la primera parte de la ficha (la que responde al tramo anual del 1 de julio a fin de año), que vencía el 31 de diciembre.


En aquella 'guerra de guerrillas' entre el director general y los tres futbolistas prescindibles a juicio de Pitarch (definición que hizo otro futbolista, Álvaro González), el contragolpe legal de los denunciantes provocó que los responsables de la gestión del

Real Zaragoza tuvieran que buscar una solución financiera de urgencia para acometer el pago de lo denunciado. De lo contrario, la inscripción de la licencia de César Arzo, recién fichado entonces del Gante belga, no hubiese podido llevarse a cabo en la Liga de Fútbol Profesional y el nuevo central no hubiese podido debutar ya en Gijón e, incluso, más adelante.


El club debió abonar de manera súbita y extraordinaria, además de la nómina de diciembre, también la citada primera parte de la ficha a Movilla (su cargo ascendía a 16.400 euros netos), a José Mari (21.350 euros netos) y a Paredes (aunque el club habló de 100.00 euros, esa cantidad era en bruto, algo más de 60.000 euros netos).


Ahora, García Pitarch argumenta que Movilla y Paredes han generado, con su denuncia, un agravio comparativo dentro del vestuario y la manera de aliviarlo es dejando de pagarles las nóminas mensuales en adelante. En efecto, Movilla y Paredes, a través de su demanda judicial, han obtenido algo que el resto de la plantilla no tiene todavía en sus cuentas corrientes: cobrar esa primera mitad de la ficha anual, que a los demás componentes del equipo se les ha demorado hasta julio y con el condicionante de que el equipo ascienda a Primera. De no ser así, es casi seguro que ese importe tuviera que diferirse hasta el mes de noviembre del actual 2014, dentro ya del periodo correspondiente a la temporada próxima.


Este es el fundamento que aplica Pitarch para ser ahora él quien ejecute una discriminación jurídicamente palmaria. Se trata, en definitiva, de una cadena interminable de golpes y contragolpes entre unos y otros en la que Pitarch siempre desea, en virtud de su jerarquía, dar el último y definitivo. Pero, en un incendio que no parece tener fin, esa conducta está derivando, según fuentes consultadas por este diario, en una constante tensión en el vestuario y en una sensación de inestabilidad que en nada ayuda al discurrir puramente deportivo del equipo en su difícil caminar por la Segunda División en busca de una plaza de ascenso. Así, el asunto de los prescindibles que, finalmente, se han quedado en la plantilla –es decir, Movilla y Paredes– está encaminado a seguir en estado de conflicto abierto hasta el final de temporada.