Egipcios en Aragón

"Pensé que Egipto podría ser ya un buen país para mis hijos"

La pequeña comunidad egipcia de Aragón vive con amargura el conflicto instalado en el país al tiempo que intenta constatar la seguridad de sus familiares.

Khaled, uno de los egipcios residentes en Aragón
Khaled, uno de los egipcios residentes en Aragón, junto a sus hijos

Encontrar vínculos entre Egipto y Aragón siempre ha resultado complicado para el pequeño grupo de egipcios que vive en la comunidad, unos diez ciudadanos egipcios asentados en Zaragoza desde hace años que en los últimos días han tenido que ver con horror como su país volvía a ser presa de la ira y la intransigencia después de que la represión del Ejército desencadenara una ola de violencia sin precedentes que por el momento ha dejado centenares de muertos.


"Un drama" que Khalid y Tarek, dos egipcios residentes en Zaragoza desde hace una veintena de años, viven "con impotencia", y sin ver ningún tipo de salida cercana.


"Es criminal lo que está pasando", exclama Khalid Essa, vecino del barrio de Las Delicias que este verano mandó a su mujer y a sus tres hijos -nacidos en Zaragoza- a Alejandría, su ciudad de procedencia, buscando que los pequeños mantuvieran alguna relación con su origen. Ahora, apenas dos meses más tarde, busca la forma de traerlos de vuelta ante lo que considera un conflicto imprevisible y que "solo acaba de empezar".


"Mantenemos el contacto por Facebook y por teléfono e intentamos estar atentos a las noticias que llegan de televisiones abiertas, ya que la televisión egipcia está restando muchísima importancia al conflicto", comenta Khalid, que llama a su familia continuamente para conocer su estado mientras estudia como abordar la situación. "Está siendo una masacre, y provoca muchísima pena ver como tras luchar tanto por la democracia el país vuelve a caer en esto", explica defraudado.


En Alejandría, la ciudad en la que están los tres hijos de Khalid, los disturbios han provocado por el momento menos daños que en El Cairo, ciudad que desde el miércoles se ha convertido en un campo de batalla después de que los militares irrumpieran en los campamentos de los manifestantes que seguían protestando por el derrocamiento del expresidente Mursi. "Un infierno" en el que precisamente se encuentran los familiares de Tarek, veterinario de formación y fundador de la única casa Egipcia que existe en Aragón. "Llevé a mi mujer y mis hijos a Egipto el 30 de julio de vacaciones pensando que la situación tras el golpe se volvería más estable", explica el egipcio, que se une al lamento de sus compatriotas al ver como el país ha vuelto a sumirse en la violencia apenas un año después de celebrar sus primeras elecciones democráticas.

De la Primavera Árabe al golpe de Estado

Tanto Khalid como Tarek dejan a un lado sus posiciones políticas a la hora de calificar "el drama que se está viviendo en Egipto". Ambos creen que es "lamentable y muy perjudicial para el mundo entero" que el proceso de modernización que se había iniciado en Egipto con la Primavera Árabe haya acabado desembocando en el escenario actual.


"Egipto siempre ha sido un termómetro del resto de países de la zona, así que lo que está pasando ahora no debe ser indiferente a nadie", valora Khalid, que se muestra muy insatisfecho con la escasa trascendencia que los Gobiernos internacionales han dado a lo que ha sucedido en su país en los últimos meses.


"Hace falta que todos nos unamos para intentar devolver al país a su cauce y demostrar al mundo que estamos preparados para la democracia", señala el egipcio, que a partir de la semana que viene intentará buscar vías para, a través de pequeños actos, concienciar a la población española del drama que se está viviendo en su tierra.