Aragón

Ultimátum

None

Que nunca encuentre mi camisa en el armario ni los zapatos en su sitio del zapatero es hasta cierto punto normal. Que vaya al cajón de los cubiertos a por un tenedor o un cuchillo y me sorprendan unos alicates o un destornillador, también entra dentro de lo previsible. Incluso que salga a la calle con un calcetín de cada color sin darme cuenta hasta mucho después.

¡Soy un desastre!

La situación empieza a ser extraordinaria si al pasear por mi ciudad, compruebo que los raíles del tranvía discurren a través del cauce seco del Ebro o los leones del Puente de Piedra descansan en la entrada del Ayuntamiento o las Murallas Romanas rodean la Puerta del Carmen en plena Plaza de los Sitios o en el horizonte, donde debía estar el Moncayo lo hacen Los Pirineos.

Esto ya es grave. Y creo que ha llegado la hora de poner orden en mi vida y sentar la cabeza. Por el bien de todos he pedido cita con mi psicólogo.

David Moreno Sanz

Etiquetas