Aragón

Y me diste de beber...

DE VERANO NOCHE

Antes se podía disfrutar de un ambiente celestial en El Monaguillo en la calle Refugio. La procesión nocturna bien puede seguir la ruta de El teatro de las Ánimas en la calle Juan José Rivas.

Y me diste de beber...
HA

El otro día vi a Mila. Yo paseaba por Cuéllar, intentando ordenar las ideas camino de Heraldo. Ella bajaba por la acera del parque Pignatelli. Acompañaba a unos jóvenes venidos desde Verona a ver a Ratzinger en Madrid. Estaban de paso por Zaragoza. En los capuchinos de San Antonio, concretamente. Mila es maravillosa. Yo siempre me santiguo cuando la veo. Conviene santiguarse. En serio, divina. La conocí hace más de un lustro. Fue una madrugada de domingo. Explotaba el fenómeno Fernando Alonso. Ese día corría en Melbourne. Para ver las últimas vueltas de la carrera, me introduje en una churrería. Una muchacha rubia, hermosa, atendía toda la barra y aún le sobraba tiempo para sonreír. De pronto, a las 6.30 de la mañana, la camarera cambió de canal para ver el informativo. Y en la pantalla apareció la imagen de Juan Pablo II. Se cumplía un año sin Wojtyla.


Dos chavales somnolientos cuestionaron el criterio televisivo de Mila en términos que no me atrevo a reflejar. Y pusieron a parir al Sumo Pontífice polaco con argumentos tan dispares como el divorcio, el aborto o el alzhéimer. Ajena a los exabruptos, Mila me explicó que vio la luz por primera vez en Cracovia. Que sus padres quisieron ponerle por nombre Kamila, pero la estupidez y barbarie soviéticas les obligaron a registrarla como Ludmila. Ni bautizar permitían los rusos a los pobres polacos. Aterrador. Como llamar Ludmilo a Camilo José Cela, vamos. Por eso su gente la llamará por siempre Mila. Durante mucho tiempo, la campana Segismunda de la catedral de Cracovia articulaba la única melodía de la esperanza polaca. Un día de 1978, siendo ella una niña, el redoble de la campana se escuchó en todo el Este: el día que Karol Wojtyla apareció en el balcón del Vaticano. La fe católica salvó a los polacos, a la libertad. Nadie empujó más contra el Muro que Wojtyla. Ni Reagan, ni Gorbachov, ni Kohl, me dijo Mila, tras haber cambiado de nuevo de canal. Entonces, Alonso descorchaba el champán en el podio, y el par de coincidentes de barra abandonaba el bar sin más comentarios que los ya expelidos.


Y Mila ese día no fue con los chavales de Verona a oír misa a la plaza del Pilar. Quedamos para otra procesión, que con Mila se puede ir a cualquier lado. Antes de verla por la noche, me pasé a cenar al Somelier, en Juan José Rivas, feudo de Sancho Luño. Viandas celestiales en compañía de Marcos Miguel, Pepe Thorpe, Bastida y Valerín. Y luego puedes darle rienda suelta al espíritu enfrente, en el Teatro de las Ánimas. Antigua zona punk (Beirut, Agujero Negro, Barrio Latino), ahora reinan las Ánimas. Singular local parido en 1996. Era un garaje de coches. Retiraron los motores y las llaves inglesas y montaron un escenario. Vienen grupos de Zaragoza y de fuera, se organizan ciclos de poesía, incluso cuentacuentos para los niños. El telón no cae hasta las tres de la mañana. Se puede tocar el piano y la batería. Y el bajo y el violín. Y también deleitarse con los cuadros de María Menéndez. Pintura goyesca, época oscura. Ambiente cervecero. Carlos, el propietario, toca la guitarra en el grupo de rock El Luto del Rey Cuervo. En el garito también se escucha pop electrónico y soul. Si estas semanas van por allí y no dan con Carlos, búsquenlo en el Teatro del Mercado recitando 'Poeta en Nueva York' de Lorca.

Declamación y pasión

Iré otra noche a saborear la música y declamación de Carlos. Esa noche me fui con Mila. Y como no era Semana Santa, aparecimos en La Pasión, en la calle Mayor. Allí se toman copitas hasta la madrugada en un ambiente cofrade. Entre un ron y un gin tonic, Mila consideró el cristianismo como el fenómeno religioso, cultural y social más relevante en la historia de la humanidad. Más allá de la fe, queda lo tangible. Hitos como el Renacimiento, la ciudad, la universidad, el capitalismo, la democracia moderna, las coordenadas esenciales de los derechos humanos tal y cómo los concebimos hoy son impensables sin la referencia a la moral y cultura cristianas. Qué mejor prueba que la ausencia de estos grandes logros de la humanidad en otros ámbitos alejados de la filosofía de Jesucristo. Y luego agregó que si les molesta Ratzinger en Madrid, pueden irse de vacaciones a Kabul. O a Pyonyang. O al Moscú anterior a Gorbachov. O a la Cracovia que sufrió ella. Maravillosos exponentes todos de libertad y del desarrollo integral del ser humano... Ya les dije que Mila era divina. Nada le rebatiré yo.


Chavi Luesma, cofrade del Señor Atado a la Columna, atiende en La Pasión. También, Ernesto. Y antes también estaba Jorge, muy ligado al ambiente del balonmano. Hasta hacían un equipo de veteranos para jugar en las 24 horas de Maristas. Por allí circulaban los jugadores del CAI Aragón (ahora Caja 3). Había y hay mucho marista: Carlicos Martínez Madre, Juanma Giménez Mújica (¡qué bueno era su hermano Iñaki!). Fernando Bartardés casi forma parte del decorado. Buena gente, los maristas. En la pista no conocen a nadie, pero fuera de los 40x20 son encantadores. Y también la gente del antiguo Helios. Y también los de Dominicos y de 'Coras'. «Y qué malo eras jugando, Raúl», me recuerdan. «Nunca nos ganaste un partido con Agustinos». Cierto.


Y entre sano ambiente balonmanero, también se escuchan músicas de aquí y de allá. Sitio acogedor, solo abominado por este servidor cuando a Chavi le da por quemar incienso en cuaresma. Yo soy muy católico, pero mi pituitaria no. Y con Cuaresma y sin Cuaresma, allí pueden verse todos los carteles anunciadores de la Semana Santa zaragozana desde 1944. Y todas las medallas de las 24 cofradías que dan cobijo a más de 14.000 cofrades en Zaragoza. Referencias a todos los instrumentos: bombo, tambor, timbal, matraca, carracla (o carraca) y hasta la corneta. Y bien visible, la palma, seña de identidad del Domingo de Ramos de la cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén. La fe mueve montañas. También quieren que este año gane partidos. Así, el local es la sede de la peña zaragocista Pasión Blanquiazul. ¡Eso sí que es fe, eh! La forman 99 miembros, todos cofrades. En La Pasión siguen los partidos del Zaragoza cuando juega fuera de La Romareda. Que el manto de la Virgen nos proteja. Y todos los bombos. Y los timbales. Y las cornetas. Creo que nos va a hacer falta.

El tranvía de la fe

Y Chavi nos dijo luego que estaban muy preocupados por cómo y dónde van a realizar las procesiones este año, entre el tranvía y demás. Igual les mandan al Actur. Y también nos explicó Chavi que un día se acercó al bar un sacerdote y le preguntó acerca de la razón de exhibir objetos religiosos fuera de una iglesia. Y Chavi le contestó que en el bar hay juerga, pero también absoluto respeto. Lo hay. La fe no se muestra exclusivamente en expresión genuflexa. Naturalmente, la fiesta continuó en El Cielo. Garito guapo de verdad en Cesáreo Alierta, enfrente de Corazonistas. Qué pena que mi cámara de fotos sea un asco. Por la tarde hay mucho chaval de 'Coras'. Por la noche, con menos luz, se puede ir más de incógnito. Cuando me conceda permiso San Pedro, les contaré lo que allí pasó.

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