Bodegas Lalanne Barbastro

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Vinos con un legado familiar de trabajo, esfuerzo y pasión

Las hermanas Laura, Leonor y Lucrecia son la quinta generación que dirige esta bodega centenaria. Han sabido preservar la esencia y adaptarse a los nuevos tiempos sin perder su identidad, como todos los protagonistas de ‘¡Hola de nuevo!’, un proyecto de Banco Sabadell sobre empresas con mucha historia.

En el corazón del Somontano, en Barbastro (Huesca), se encuentra Bodegas Lalanne. Desde su fundación en 1894 por Francisco Lalane Merlet y Juana Felicia Lataste, Baronesa de Bouchardeau, el negocio ha pasado de padres a hijos, manteniendo viva la tradición y la pasión por la elaboración del vino. Las hermanas Leonor, Laura y Lucrecia Lalanne son la quinta generación al frente de la bodega y representan la continuidad de un legado familiar que se ha convertido en un referente en el mundo del vino español. Las tres se caracterizan por su pasión por el mundo vinícola y el trabajo en equipo.

Esta historia familiar es la primera entrega de ‘¡Hola de nuevo!’, es un proyecto de Banco Sabadell que rinde homenaje a negocios familiares de larga trayectoria que han sabido adaptarse a los nuevos tiempos sin perder su identidad ni su esencia.

'¡Hola de nuevo!' es un proyecto que rinde homenaje a negocios familiares que perduran a través del tiempo

La historia de los Lalanne comenzó hace más de 180 años. En 1842, los fundadores tenían su bodega en Burdeos (Francia), pero la filoxera, una plaga que arrasó con los viñedos europeos, les obligó a buscar nuevos horizontes. Por este motivo, se trasladaron a España y llegaron a Aragón, donde encontraron un clima y un terreno ideales para cultivar la vid. Lalanne y Lataste compraron la Finca San Marcos, que a partir de entonces comenzó a llamarse Torre del Americano. Este nombre hace honor a la procedencia de los pies o portainjertos que Francisco Lalanne trajo de ese continente, ya que las vides americanas tienen una resistencia natural al mencionado parásito.

“Al llegar aquí, lo que hicieron fue trasladar ese concepto de château francés y construir una bodega como la que tenían allí en Burdeos: la casa familiar, la bodega al lado y el viñedo rodeándolo todo”, explica Leonor Lalanne. Así fue como se hicieron las primeras plantaciones de viñedos de alta calidad traídos de esta ciudad francesa, como Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah, Pinot Noir, Chardonnay... Todos sobre el citado pie americano con el fin de evitar para siempre la filoxera.

Estas variedades se adaptaron perfectamente al clima y la tierra de la zona y se cultivaban junto con las tradicionales Tempranillo y Macabeo. Tras el éxito de sus cosechas, Lalanne fue la primera bodega en elaborar vino embotellado en el Somontano.

De la tradición a la innovación

La bodega actual, la misma que entonces, sigue siendo el núcleo principal de la familia. “Después de 130 años hemos ido renovando, manteniendo, arreglando y ampliando un poquito las instalaciones para adecuarnos a las necesidades actuales”, matiza la portavoz de las hermanas. Las tres se han criado en la finca y, de hecho, siguen viviendo allí: “Recordamos perfectamente cómo jugábamos entre barricas, aunque nosotras no viéramos que era un trabajo”, continúa.

Leonor Lalanne: “Todos nuestros recuerdos están unidos a los de la viña y la bodega”

El compromiso de Bodegas Lalanne con la excelencia se refleja en cada gota de sus vinos, un arte que se ha trasmitido de padres a hijos. “Continuamos en este negocio por historia. Nuestros padres nos han inculcado un gran amor por el trabajo, por la viña y por la bodega. El único mensaje que puedo dar a las personas y a las generaciones que estuvieron antes que nosotros es el de gracias”, afirma Leonor. Esta quinta generación ha aprendido de su antecesora el esfuerzo, la ilusión, el cariño y sobre todo la pasión por seguir con lo que sus antepasados han hecho cada día. En esa línea, argumentan su éxito: “La clave es mantenernos aquí”, concreta.

A lo largo de los años, la bodega ha ido apostando por la innovación y la sostenibilidad sin olvidar la tradición que les ha traído hasta el momento actual. Por un lado, se han unido al enoturismo organizando visitas guiadas por todos los rincones de la finca, incluido su museo de botellas históricas y piezas antiguas de colección. Esta actividad es considerada fundamental por la generación al frente de la bodega: “Cuando conocemos cómo se elabora algo, lo apreciamos y lo sabemos disfrutar mejor”.

Lalanne fue la primera bodega en elaborar vino embotellado en el Somontano.
Lalanne fue la primera bodega en elaborar vino embotellado en el Somontano.
P. B.

También han abierto las puertas a la celebración de eventos. Fiestas como bodas, comuniones, aniversarios o cumpleaños son acogidas por el patio y los salones de Bodegas Lalanne. Además, han ido adaptando la viña a diferentes plantaciones y la bodega a nuevas elaboraciones y han sabido llegar a un público mayor al comercializar sus vinos por internet: jóvenes, tintos, rosados, blancos, crianzas, reservas, grandes reservas o Brut Nature.

En Lalanne han apostado por la innovación incorporando visitas guiadas o adaptando la bodega a nuevas elaboraciones

Familia y artesanía

Las hermanas Lalanne llevan el arte del vino en su sangre. Bien lo supo su padre, que bautizó en honor a sus hijas algunos de los vinos de la bodega: Leonor da nombre al vino blanco de Gewurztraminer, Laura al rosado y blanco de Chardonnay y Lucrecia al Brut Nature. Esta tradición familiar continúa con Inés, hija de Leonor: “Si hay algo que especialmente me hace ilusión es que hace unos pocos meses pusimos el nombre de mi hija al tinto más joven que elaboramos. Así que ahora se llama como ella, Inés Lalanne”, cuenta orgullosa.

Mirando hacia el futuro, la familia espera que Lalanne siga siendo una bodega familiar y artesanal: “A la siguiente generación les decimos que si quieren que este sea su camino que se esfuercen, que luchen, que tengan muchas ganas de trabajar y de continuar con lo que hemos hecho”, sostiene Leonor.

Con esta filosofía como guía, Bodegas Lalanne es el vivo ejemplo del poder del trabajo familiar, la pasión y el compromiso: “Algo que quisiéramos que se quedara en el recuerdo de las personas que han pasado por Bodegas Lalanne es todo nuestro trabajo, todo nuestro esfuerzo, todo nuestro cariño y todos nuestros desvelos, intentando conseguir mantenernos, superarnos y hacer que las personas que nos conozcan o que beban nuestros vinos se queden con un buen sabor de boca”, se despide Leonor.

Alayans Studio - Idea creativa: Fedra Valderrey - Reportaje: Patricia Díaz - Producción: Pilar Sanz - Audiovisual: Pablo Ballesteros - Diseño: Beatriz Areste - Maquetación web: Javier Asuar