Al ofrecer la capacidad de analizar grandes volúmenes de datos generados por los sensores urbanos, la IA puede descubrir patrones, predecir tendencias y automatizar respuestas en tiempo real. 
Esto permite una gestión más dinámica y adaptativa de los servicios urbanos, desde la movilidad hasta la sanidad pública y la gestión de energía. Puede utilizarse para diseñar ciudades más eficientes, sostenibles y habitables, anticipando las necesidades futuras de la población y adaptándose dinámicamente a los cambios en tiempo real.

Hay expertos que ven ya próximos los taxis sin conductor. Se espera que cuando la IA tenga 'conciencia' de contextos y entornos, algo que a día de hoy solo los humanos tenemos, la implantación de los vehículos autónomos, que toman sus propias decisiones y no cometen errores humanos, hará descender los accidentes de tráfico y convertirá las vías en zonas seguras.

Todos llevaremos gafas de realidad aumentada, desde las que  consultaremos datos o haremos una videoconferencia.
Nuestras gafas de realidad aumentada nos proporcionarán información de todo lo que necesitemos: el tiempo que va a hacer, si un coche se acerca peligrosamente y puede atropellarnos, si llegamos tarde a una cita o el camino que debemos seguir, además de traducir en tiempo real a los idiomas más comunes y otras habilidades casi instantáneas. Es decir, serán un asistente personal que nos acompañará todo el día y que nos servirá para aumentar nuestras capacidades.

Parecerá que la gente habla sola, pero no, estará en permanente conversación con su asistente virtual, una especie de mayordomo virtual para todo. Le pediremos ayuda para cualquier cosa, pero él también nos aconsejará, por ejemplo, lo que comer o no, en función de nuestro perfil genético y nuestro estilo de vida, para prevenir enfermedades.

Nada de teclados o cables, interactuaremos con las máquinas por la voz, gracias al desarrollo de las tecnologías de procesado de lenguaje natural y de la inteligencia artificial generativa. Las interfaces serán de voz. Hacer la compra será tan fácil como hablar y pedírselo a la máquina.

Dentro de 20 años, se producirá el gran cambio social: veremos robots humanoides por las calles y en las casas. Nos ayudarán a llevar la compra y acompañarán a las personas mayores. Aunque la tecnología se desarrollará rápidamente, su implantación podrá tardar un poco más en llegar porque, además de la parte informática, hay una parte física que encarece los costes.
​Además, este fenómeno traerá consigo una situación de rechazo y de movimientos 'antiIA'​. Al hacerse tan visible la inteligencia artificial, surgirá oposición social y habrá  gente que no querrá tratar con robots.

El personal sanitario estará asistido por una IA con toda la información médica acumulada por la humanidad para comparar con tus datos personales, perfil genético, etc. Esto permitirá un diagnóstico rápido, fiable y personalizado.