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Nos jugamos el futuro

Funciona a partir de energías renovables, es menos contaminante, más eficiente y más rápido: el tren se configura como la mejor alternativa a la hora de desplazarse entre ciudades

Uno de los agentes que más contaminación provoca en las ciudades es el tráfico.
Uno de los agentes que más contaminación provoca en las ciudades es el tráfico.
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Lograr que las ciudades sean más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles. Ese es el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 11, que pone el foco en la creciente urbanización del mundo y en cómo crear unos servicios en ellas evitando el impacto ambiental. El transporte es una de las cuestiones que más preocupa en ese sentido, ya que el tráfico es uno de los agentes más contaminantes en las ciudades.

Reducir el uso del vehículo privado y apostar por medios de transporte públicos menos contaminantes es una de las mejores alternativas con las que paliar esta situación, y el tren es el medio perfecto para ello. La red de alta velocidad de España cuenta con más de 3.000 kilómetros y se configura como la opción más eficiente y sostenible en comparación con otros medios de transporte como el coche o el avión, que generan mucho más impacto ambiental.

En alta velocidad, toda la energía eléctrica de tracción procede de fuente renovables

Comparativa

Según el portal ecopassenger.com –herramienta que permite comparar el consumo de energía, CO2 y emisiones atmosféricas de escape para aviones, automóviles y trenes para el transporte de pasajeros–, un trayecto de Zaragoza a Madrid, un día entre semana a las 9.00 de la mañana, supone unas emisiones de 39,3 kilos de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera si se recorre en coche -tomando como ejemplo un modelo diésel que transporta 1,5 pasajeros de media- y de 121,6 kilogramos en el caso del avión. En tren, la cifra es de emisiones de CO2 es 0, pues tal y como apuntan desde Renfe, desde 2019 toda la energía eléctrica de tracción procede al 100% de fuentes renovables.

Si se atiende a otros factores, como el óxido de nitrógeno, los hidrocarburos o el consumo de recursos energéticos, las cifras del trayecto en tren son siempre las más inferiores –tal y como se muestra en la tabla inferior–, lo que convierte al tren en la opción más sostenible a la hora de realizar estre trayecto y otros similares. A ello se suma la comodidad y la rapidez, pues el viaje en tren se sitúa en torno a la 1,5 horas de duración, en coche a las 3,5 y en avión en las 2,5 horas, teniendo en cuenta en el cálculo el desplazamiento al centro de la ciudad.

Pero no solo se trata del medio de transporte más responsable con el entorno, sino el que menos costes genera: solo en Aragón, el pasado 2019 los servicios de Renfe ahorraron un total de 71,6 millones de euros en costes externos evitados. Dichos gastos hacen referencia al dióxido de carbono y la contaminación local evitada, a la seguridad vial, a la contaminación acústica o al impacto en la biodiversidad y el paisaje, cuestiones que precisamente se recogen en el ODS número 11.

Alta velocidad

"El impacto ambiental de los trenes de alta velocidad (AV) de Renfe, en comparación con sus competidores, coche y avión, es tremendamente positivo", apuntan desde Renfe, aludiendo a los beneficios que la trasferencia modal hacia el ferrocarril genera para la naturaleza y para los ciudadanos. "Respecto a la eficiencia energética, la alta velocidad es casi tres veces más eficiente que el automóvil privado, y casi ocho más que el avión", explican. En lo que respecta a contaminación atmosférica, provocada por precusores del ozono, óxidos de nitrógeno y pequeñas partículas, las tasas de la AV son entre 10 y 15 veces inferiores al coche, y entre 25 y 50 con respecto al avión. "La mayor aportación de la alta velocidad es que es la alternativa ecológica y energética a los modos de transporte que dependen del petróleo", añaden.

Sobre los trenes convencionales, toda la electricidad que requieren procede también de energías renovables, si bien el consumo de estos vehículos es mayor. "A pesar de que su velocidad es mucho menor, efectúan frecuentes paradas a lo largo de su recorrido, frenando y arrancando, lo que consume más energía, como ocurre en un coche en una ciudad congestionada", detallan desde la compañía.

"La AV usa la energía cinética derivada de su velocidad, así como su energía potencial en las subidas y bajadas de una línea que ha sido diseñada para optimizar el uso de ambas energías. Esto forma parte también de la formación de los maquinistas, que ejecutan una conducción ecológica, energética y económicamente eficiente", concluyen.

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