A nadie se le escapa ya que los problemas de suministro han marcado la tónica de la economía mundial en el pasado 2021. Mientras que en los primeros meses del año los retrasos y puntuales desabastecimientos eran considerados una consecuencia natural del posconfinamiento, a mitad de ejercicio estos problemas se convertían en los responsables de lastrar la tan deseada recuperación de la actividad empresarial, pasando a ser el principal desafío de la producción del planeta en el último trimestre del año.

Por todo ello, la logística ha vuelto a ser un actor decisivo en la rentabilidad y competitividad de los mercados a nivel global durante el último ejercicio. Baste recordar otro capítulo llamativo que tuvo lugar el pasado mes de marzo, cuando el bloqueo de un barco en el canal de Suez paralizó durante una semana el 12% del comercio mundial, causando retrasos en fábricas de todo el planeta. Este hecho ocasionó 8.000 millones de euros en pérdidas por día, según se señalaba en un artículo de ‘El País’ y provocó una subida del 6% en el precio del petróleo por las dificultades que experimentaban los buques para llegar a Europa, lo que confirma el importante papel del sector logístico en el desarrollo económico.

El tráfico marítimo, clave

El desajuste entre oferta y demanda de los actuales tiempos covid ha provocado el desequilibrio en la cadena de suministro global. Desde la Organización Mundial del Comercio (OMC) se señala, por una parte, que los estímulos económicos para superar la parálisis de la pandemia han contribuido a disparar la demanda de los consumidores en algunos países; y, por otra, que las diferencias en los ritmos de vacunación han creado una recuperación a dos niveles, con un importante desequilibrio entre la producción en Asia y el consumo en Europa y en los EE. UU.

Los expertos ponen el foco en las operaciones por mar, que mueven más del 80% de todo lo que se consume en el mundo. Según la OMC, las compañías navieras no habían anticipado la fuerza de la recuperación económica pospandemia: "Redujeron la disponibilidad de contenedores y los almacenaron (durante la pandemia) en los lugares equivocados, así que ahora no hay suficientes", sostenía su directora general Ngozi Okonjo-Iweala, el pasado mes de octubre. La escasez de contenedores ha encarecido notablemente su precio y el de los fletes marítimos. Así, un contenedor de 6 metros que costaba 2.000 dólares, en octubre llegó a alcanzar los 12.000, lo que tampoco garantizaba que se fuera a recibir en tiempo y forma, según aseguraba el presidente del Clúster de Automoción de Aragón en una entrevista a HERALDO DE ARAGÓN por entonces.

Hay más factores que influyen en el atasco logístico generalizado. Así, destaca el auge del comercio electrónico, que alcanzó su pico durante la pandemia y se ha quedado como hábito entre los consumidores, lo que ha impulsado el uso y tráfico de los contenedores marítimos en todo el mundo. En España, concretamente, las ventas por internet aumentaron un 20% en 2020 y un 14% en 2021, según se estima con los datos obtenidos en el tercer trimestre del año.

Todo indica que este mercado seguirá registrando crecimientos año tras año a nivel global. Así, los ingresos procedentes del comercio digital a consumidores finales pasarán de los cerca de 3,3 billones de dólares registrados en este año 2021 a los más de 4,2 billones en 2025, según datos del Statista Digital Market Outlook.

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Los cuellos de botella en las cadenas de suministros y el encarecimiento del transporte de mercancías son dos de las principales causas por las que los precios se han disparado en todo el mundo, especialmente los de los materiales de construcción, las materias primas agrícolas, el gas natural, el petróleo y la energía eléctrica.

Según se expone desde la OMC, todo apunta a que la subida de precios y la falta de stock van a continuar, al menos, durante los próximos meses, para caer cuando se resuelva el equilibrio entre oferta y demanda, y se recupere la normalidad en las operaciones logísticas globales.

En busca de soluciones

Para sostener el ritmo de negocio actual y garantizar la estabilidad del sector, resulta necesario responder a los desafíos del presente y adaptarse a las exigencias que ya va marcando el futuro.

Actualmente, los agentes logísticos de todo el mundo confían en solucionar cuanto antes los problemas derivados de la pandemia de la covid-19 que afectan a las cadenas de suministro, como el aumento de las tarifas del transporte, la escasez de contenedores y la congestión de los puertos, que cabe destacar entre las más graves.

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También la digitalización, a medida que se acelera y se extiende, genera otros retos como el proteccionismo comercial, el nuevo entorno normativo necesario, la ciberseguridad y la falta de interoperabilidad entre las distintas plataformas comerciales, por nombrar solo algunos. A su vez, los proveedores de servicios de logística también sufren una enorme presión por satisfacer una demanda cada vez mayor por parte de los clientes.

Desde la la Organización Mundial del Comercio, se insiste en que, dada la importancia que tienen los servicios de logística para el comercio y la economía, la elaboración de políticas debería tener en cuenta todos los obstáculos y desafíos a los que se enfrenta el sector. Por eso, muchas de las cuestiones que se están abordando en el marco de las relaciones de negocio a nivel global, como el comercio sin papel, el acceso a los mercados, la interoperabilidad, las plataformas digitales, etc. resultan fundamentales para el futuro del sector.

Por su parte, y como consecuencia de este proceso de digitalización, las empresas logísticas requieren, en primer lugar, de un equipo humano cualificado en el que se incluyen nuevos perfiles profesionales que tienen que ver con la digitalización del sector. El analista de datos, el experto en ‘business intelligence’ o el gestor de tráfico o de la cadena de suministro son solo unos pocos ejemplos de los puestos de trabajo que demanda el sector y que hace una década ni siquiera existían.

Es precisamente la tecnología la que debe marcar la diferencia en toda la cadena de suministro, según apuntan los expertos. Así, la robotización y la automatización son claves para optimizar los centros logísticos y convertirlos en sistemas inteligentes que puedan encontrar, transportar y empaquetar mercancías de manera ágil y rápida.

El ‘blockchain’ es otra de las herramientas tecnológicas más eficaces, que permitirá mejorar la trazabilidad de las entregas, dando mayor transparencia al cliente final sobre toda la cadena de suministro. Así se lograrán, además, entregas más rápidas; gracias a la colaboración entre navieras, transportes, intermediarios, etc. que podrán tener todos los datos almacenados en un solo lugar.

Por supuesto, todo este esfuerzo productivo debe tener como fondo la sostenibilidad y el respeto por el medio ambiente. La apuesta por electrificación y los modelos de vehículos híbridos serán algunas de las alternativas que se elegirán para reducir las emisiones de CO2 del transporte de mercancías, además de las ventajas derivadas de optimizar los trayectos y las entregas.