¿Cuántas veces hemos escuchado el término materia oscura y no sabíamos muy bien de qué estaban hablando? Es un tema tan complejo que resulta difícil de entender a simple vista, a no ser que cuentes con la ayuda de un experto, como el zaragozano Gonzalo Alonso, quien lleva varios años cursando un doctorado en Física Teórica en la Ruprecht-Karls-Universität Heidelberg (Alemania) sobre esta materia, gracias una beca de posgrado de 'la Caixa'.

Un trabajo muy complejo, al que dedica muchísimas horas, pero que le permite dedicarse a lo que más le apasiona. «Me estoy doctorando en física teórica, en los campos de física de partículas y cosmología. Eso significa que el trabajo que hago es teórico, lo que tradicionalmente se diría de lápiz y papel, aunque hoy en día quizá deberíamos decir realmente de tecla y pantalla. La mayoría del tiempo lo dedico a pensar y desarrollar modelos teóricos para explicar el origen de la materia oscura y, sobre todo, para hacer predicciones que puedan ser verificadas o refutadas por experimentos y observaciones», señala.

Para lograrlo, Gonzalo insiste en que es importante conocer los fundamentos básicos, como, por ejemplo, teoría cuántica de campos y relatividad general, pero también estar al día de las últimas observaciones astrofísicas y resultados de experimentos.

«La hipótesis en la que trabajo es que la materia oscura está compuesta de partículas con una masa mucho más pequeña que cualquier otra que hayamos descubierto (excepto los fotones). «Uno de las implicaciones más interesantes de esta hipótesis es que la materia oscura se tuvo que haber formado de manera muy distinta a la materia ordinaria. Una de las propuestas que he hecho junto a Joerg Jaeckel, mi director de tesis, es que estas partículas se pudieron haber formado cuando el Universo apenas tenía una fracción de segundo de vida y se cree que se estaba expandiendo a un ritmo frenético. La idea central es que debido a esta rápida expansión, estas partículas se pueden crear a partir de pequeñas fluctuaciones cuánticas debido a que son muy ligeras», indica Gonzalo.

Un proyecto divertido

Se trata de un proyecto muy interesante y «muy divertido», según él mismo asegura en el que realmente se aprende mucho, desde conjeturas de teoría de cuerdas hasta detalles sobre detectores basados en óptica de rayos X.

Un camino que ha sido posible gracias a la beca de la Fundación ‘la Caixa’ que le ha permitido acabar sus estudios en Heidelberg. «Gracias a esta ayuda me he puesto en contacto con estudiantes de muchos ámbitos distintos, desde carreras artísticas hasta científicas. Es muy interesante poder conocer las experiencias de personas que han decidido dedicarse a campos muy distintos, y ver que, tenemos muchas cosas en común, como la curiosidad y la voluntad de seguir mejorando y aprendiendo».

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