Con la nueva normalidad, el espacio para teletrabajar también cuenta

Uno de los cambios que ha experimentado el mercado inmobiliario en el último año viene condicionado por la evolución de la demanda o, lo que es lo mismo, por las nuevas preferencias de aquellos que están pensando en adquirir una vivienda. Así lo confirman los primeros estudios que han tenido en cuenta los efectos del confinamiento y de la pandemia en el sector y que se han llevado a cabo por el Colegio de Registradores de la Propiedad, Bienes Muebles y Mercantiles de España.

Según su Estadística Registral Inmobiliaria, las compraventas de vivienda durante el tercer trimestre de 2020 representaron un 79,6% de pisos y un 20,4% de vivienda unifamiliar, lo que significa que este último tipo de inmueble ha alcanzado, según los datos, el máximo de la demanda en la última década, mientras que el peso de la vivienda colectiva ha registrado su mínimo histórico.

Además de chalés y unifamiliares, los españoles han buscado viviendas más grandes en general. Mientras la media de la extensión de los hogares en la era precovid era de 90,4 metros cuadrados, ahora se ha incrementado en 6,4 puntos porcentuales, hasta alcanzar una media de 96,8 metros cuadrados, según un estudio de la Unión de Créditos Inmobiliarios (UCI).

El mismo estudio confirma el aumento del interés por casas con accesos al aire libre y espacios de recreo comunes, que suelen situarse en el extrarradio de las grandes ciudades y de localidades de mediano tamaño. De hecho, la UCI constata que ha crecido un 5,3% la compra de propiedades inmobiliarias en poblaciones con menos de 25.000 habitantes durante 2020.

La irrupción del teletrabajo y la consecuente necesidad de espacio para el desempeño profesional, así como la preferencia por estar en contacto con parajes naturales menos concurridos son dos de las razones principales por las que se prevé que esta tendencia vaya cobrando cada vez más fuerza en este 2021.

Un chalé a las afueras

Son muchas las personas que se han dado cuenta en este periodo poscovid de que sus actuales casas no cumplen con las necesidades del día a día, marcado por las comunicaciones telemáticas, la reducción de las relaciones sociales, los toques de queda y las limitaciones culturales y de ocio. Por eso, conscientes de que ahora se pasa más tiempo en el hogar, es habitual afrontar un nuevo proceso de búsqueda, incrementando la demanda de lo que se conoce como vivienda de reposición, que consiste en vender la casa actual para poder comprar otra mejor. Esta tendencia ha sido clave en el buen comportamiento del sector en los últimos meses, según confirman agentes y expertos del sector inmobiliario.

El Instituto de Valoraciones, sociedad de tasación homologada por el Banco de España, resume los factores más determinantes en la búsqueda del inmueble ideal, entre los que se incluyen: espacios amplios y exteriores, luminosidad, estancias extra para teletrabajar y una óptima eficiencia energética. 

¿Sucede esto también en Aragón?

En Aragón también aumentó la venta de viviendas unifamiliares en el tercer trimestre de 2020, representando el 20,1% de la demanda, frente al 79,9% correspondiente a la compra de pisos, según se desprende del estudio del Colegio de Registradores de la Propiedad, Bienes Muebles y Mercantiles de España. Estos datos, similares a los registrados a nivel nacional, confirman igualmente el creciente interés por los adosados y chalés. Esto explicaría, a su vez, fenómenos inmobiliarios como el que ha vivido el municipio de Cuarte de Huerva, en el área metropolitana de Zaragoza, en el último año, donde vuelve a existir una importante oferta de unifamiliares, además de una importante red de servicios.
La demanda ha cambiado y la gente prefiere buscar vivienda en el extrarradio de las grandes ciudades para ganar espacio, conseguir jardín, bodega o la que han llamado habitación covid (un cuarto extra que puede servir tanto para teletrabajar o seguir las clases ‘online’ como para aislarse si fuera necesario). Así lo explicó en recientes declaraciones a HERALDO el presidente de Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Aragón (API), Fernando Baena.
Por tanto, los aragoneses prefieren viviendas más grandes, con una superficie media que se sitúa en los 97,8 metros cuadrados, según los datos obtenidos de las compras realizadas de julio a septiembre de 2020 en la Comunidad. Cabe reseñar que durante el mismo periodo, un 46, 3% de las adquisiciones inmobiliarias fueron destinadas a viviendas de más de 80 metros cuadrados, lo que evidencia las preferencias de la mitad de los consumidores.
Baena, presidente del API, redunda en esta idea: «Sí que ha influido la pandemia en cuanto a las peticiones y la tipología de vivienda. Ahora el comprador, quizás debido al confinamiento, ha pasado a vivir más de puertas adentro que afuera y, por eso, busca una vivienda de mayor superficie». Tanto es así que ya no prima tanto la ubicación, uno de los habituales requisitos en la compra de la casa, como el ganar espacio: «Prevalece más el criterio de la superficie y la categoría de la vivienda por encima de la ubicación, que antes era lo que la gente buscaba en un porcentaje mayor», explica Baena, quien detalla que, sobre todo en aquellos que demandan obra nueva, se prefiere conseguir más metros cuadrados de superficie que una buena ubicación en una zona más consolidada de la ciudad.

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