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Los patios empedrados de La Iglesuela del Cid, una tradición histórica que perdura

Los caserones del pueblo acumulan en sus suelos miles de cantos rodados provenientes de ríos, el mismo material usado en el laberinto de una ermita.

Patio empedrado con formas geométricas en La Iglesuela del Cid.
Patio empedrado con forma de laberinto en la ermita de la Virgen del Cid de La Iglesuela del Cid.
Oficina de Turismo de La Iglesuela

Uno de los elementos arquitectónicos que caracterizan al patrimonio del municipio turolense de La Iglesuela del Cid, en la comarca del Maestrazgo, son los suelos empedrados. Este tipo de pavimento formado por pequeñas piedras se puede encontrar tanto en las calles como en las entradas de diversas casas. El material escogido eran “cantos rodados”, que mayormente tenían su origen y se extraían en ríos próximos, según ha informado un guía de la Oficina de Turismo del municipio.

El motivo principal para asfaltas las calles con estas piedras es dar mayor seguridad a los caballos al caminar por encima. “Con estos suelos se ayudaba a que las herraduras no resbalasen y así los caballos usados para, por ejemplo, labores agrícolas no cayeran”, han explicado.

En La Iglesuela del Cid, el firme empedrado no se utilizaba para un tipo de vivienda en concreto. El guía que recorre diariamente las calles de esta localidad ha detallado que pueden encontrarse tanto en “casas nobles” como en otras más modestas donde los habitantes se dedicaban a la actividad agrícola.

Suelo empedrado con formas entre los geométrico y lo vegetal.
Suelo empedrado con formas entre los geométrico y lo vegetal.
Oficina de Turismo de La Iglesuela

Las piedras se encontraban principalmente de dos maneras: cubriendo todo el suelo o en una zona central, que después estaría rodeada de baldosas. De igual forma, no se colocaban al azar, sino que se creaban dibujos que se detectan a simple vista y que en su mayoría son “motivos florales”, como ha descrito el guía turístico de la población.

Algunas de esas casas se han modernizado y a pesar de ello continúan conservando los cantos rodados en la superficie sobre la que se pisa, lo que demuestra que es una seña de identidad local. Incluso resistieron al levantamiento de calles para la puesta de los conductos que llevase el agua a las casas, pues al acabar las obras el suelo se reconstruyó con otras miles de piedras.

La fecha en la que se comenzó a instalar este suelo con los cantos rodados como protagonistas “se desconoce”. No obstante, en la ermita de la Virgen del Cid se encuentra un laberinto que comparte empedrado con el resto de calles de la población y que data del “siglo XVII”. Está formado por miles de piedras y la historia señala que “es una réplica” del que se encuentra en la iglesia francesa de Chartres.

Estos suelos, que encadenan infinitas y pequeñas rocas, son uno de los reclamos turísticos de La Iglesuela del Cid. A inicios del mes de septiembre se organizaron dos jornadas turísticas para recorrer las entradas empedradas de aproximadamente una treintena de casas y que fueron todo “un éxito”. Ambas congregaron a casi “150 personas”, 70 en la primera visita y 75 en la segunda. Todos ellos descubrieron la historia que esconden esos suelos que tantos recuerdos guardan o los múltiples diseños que decoran el acceso a las viviendas. Así, estudian repetir la actividad para que las personas conozcan una parte importante de la historia del pueblo.

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