turismo y cultura

El baile de San Roque de Calamocha, la tradición que resurgió tras una epidemia

En 1885, el cólera pasó de largo por el pueblo, protegido por su patrón. Desde entonces, centenares de calamochinos muestran su gratitud al santo con un dance.

Baile de San Roque, Calamocha/16-08-18/foto:Javier Escriche [[[FOTOGRAFOS]]]
Imagen de archivo del baile de San Roque, Calamocha
Javier Escriche

Lo que en otros lugares fue una epidemia mortal, en Calamocha fue el germen de una de sus principales tradiciones desde hace dos siglos, el baile de San Roque. Corría el año 1885 y el cólera campaba a sus anchas por el Jiloca. Contra todo pronóstico, la enfermedad pasó de largo por la cabecera de comarca, un milagro que los calamochinos asocian a la protección ejercida por su patrón, sobre quien la tradición dice que curaba a los enfermos de peste. En señal de agradecimiento, ofrecieron al santo un baile.

Desde entonces, hace ya más de 130 años, en agosto, con motivo de las fiestas de San Roque, varios centenares de calomochinos y calamochinas salen a las calles, ataviados con ropa blanca, faja azul y cachirulo al cuello, para participar en el baile.

En formato de dance, la representación está compuesta por una parte de baile. Colocados los bailadores en fila, se danza en parejas, alternando con la persona de delante y la de detrás, mientras se avanza en procesión, acompañando a la imagen de San Roque. Completan la escenificación los dichos, que surgen de forma espontánea mientras se baila. Estos son comentarios y ruegos dirigidos a San Roque que se recitan en forma de poema. Con los años, se han mantenido algunos dichos tradicionales pero se van incorporando nuevos, en tono más o menos satírico y jocoso, sobre acontecimientos de actualidad.

Organizado por la Cofradía de San Roque con motivo de las fiestas en honor a su patrón, el baile vuelve a las calles de Calamocha este año, tras haberse cancelado las dos ediciones anteriores por la pandemia. La ansiada cita es el 16 de agosto, día de San Roque, siendo éste el baile más multitudinario de los festejos, pero no el único. En esta localidad turolense, al patrón se le baila también en otras dos ocasiones: el 17 de agosto, cuando se celebra San Roquico, y el domingo siguiente, al devolver la imagen del santo a la ermita, donde se guarda hasta el año siguiente.

Así se celebra en Calamocha -con motivo de San Roque- el 15 de agosto, una fecha muy festiva en Aragón.
Más de 300 danzantes participan cada año en el baile de San Roque
Jorge Escudero

Más de 400 bailadores en las últimas ediciones

Con una trayectoria de casi 140 años, raro es quien en Calamocha no ha sentido la llamada del baile. En las últimas ediciones, más de 400 vecinos se han unido a esta tradición como bailadores. Una tradición que se lleva en la sangre y pasa de generación en generación. Así, para formar parte del dance no se requiere ser más o menos joven. Personas adultas de todas las edades participan en este baile donde lo importante es el sentimiento.

Lo que sí se tiene en cuenta durante la puesta en escena del baile es la veteranía que, habitualmente, va asociada a la edad. En el dance todo está calculado al milímetro, las posiciones de los bailadores, los giros… La coordinación es imprescindible para que todo salga bien. Para contribuir a ello, cada participante tiene su sitio dentro de la fila en función de los años de experiencia danzando. Los más veteranos se colocan cerca del santo y los bailadores jóvenes son quienes abren la marcha. Durante las aproximadamente tres horas que dura el baile, no hay cansancio que valga. Los danzantes avanzan mientras giran, castañuelas en mano, con paso firme, para acompañar a su patrón en procesión. 

Todo ello, al ritmo de una música, de raíz popular, adaptada para que se pueda tocar tanto con banda de música como con tambor y dulzaina. Un sonido que solo se ve interrumpido cuando alguno de los danzantes quiere pronunciar un dicho. En este momento, se hace el silencio, y la procesión y el baile se paralizan para escuchar la crónica del dichero. 

El pueblo que se libró de la gran epidemia del siglo XIX

Para comprender el poder protector que el patrón de Calamocha tuvo sobre el pueblo durante el episodio del cólera conviene saber que San Roque de Montpellier fue un peregrino que, en el siglo XV, fue curando a los afectados por la peste en su camino a Roma.  Con estos antecedentes, cuando la enfermedad del cólera llegó a España, en su brote de finales del XIX, los calamochinos vieron en él la salvación. No es que nadie se contagiara en la localidad, pero sí que hubo muchos menos afectados que en el resto de la comarca del Jiloca, así como de Aragón y de todo el país.

Estos y otros datos de la historia y los antecedentes del baile de San Roque fueron desvelados hace dos años desde el Centro de Estudios del Jiloca (CEJ). A través de su cuenta de Twitter, se abrió un hilo para hablar de este tema en pleno confinamiento, allá por el mes de marzo de 2020. Casi como si de un relato se tratara, se fue aportando información sobre lo acontecido en 1885, empezando por cómo llegó el cólera a España. Al parecer, el origen estuvo en un buque que traería la enfermedad desde Vietnam hasta Marsella. Desde allí, seguiría por mar hasta Alicante y, una vez en la Península, hay varias teorías sobre si a Aragón llegó por el norte o por el sureste, desde Valencia. 

El caso es que, como si una burbuja protectora se hubiera levantado sobre Calamocha, la localidad apenas notó los estragos de esta enfermedad, que durante aquel brote del año 1885 acabó con la vida de 120.000 personas en España.

Con este panorama, no es de extrañar que los calamochinos recuperaran la tradición perdida de su dance para agradecer a San Roque su protección. El baile no se creó a propósito de este episodio, pero en aquella época ya no se representaba. Desde entonces, la puesta en escena se ha mantenido, ganando popularidad a lo largo de estos 137 años de andadura. Su tradición, lo que representa y su carácter multitudinario, entre otros valores, son algunos de los motivos por los que el baile de San Roque de Calamocha fue declarado Fiesta de Interés Turístico de Aragón en 2012.

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