aragón es extraordinario

Frontenis, pero del bueno: en Quinto no saben jugar mal

El club local ha ido más allá del ‘china, chano’ y con varios pasos de gigante se ha encaramado a la primera línea autonómica, amén de cosechar varios éxitos en el concierto nacional de edades

Parece que del frontenis hay poco que explicar al común de los mortales; se juega en un frontón, con raqueta de tenis. Los simples aficionados y jugadores piscineros emplean incluso bolas de tenis viejas, con poco pelo y buen bote. Los federados ya gastan bolas reglamentarias, y una buena tensión de cuerdas en el arco de la raqueta para maximizar la potencia del golpe sin perder control. Y no, no se trata simplemente de darle fuerte o ajustado a la chapa y la pared: hay mística, táctica, fortaleza mental y, por supuesto, agilidad, resistencia y precisión.

En Quinto no falta cantera de esta disciplina. “Varios chavales nuestros –explica el presidente y jugador del Club Frontenis Quinto, Jesús Quílez– han ido regularmente con la selección aragonesa. La temporada pasada fui con ellos al nacional en Carlet, en Valencia; una pareja del club de Escatrón llegó a cuartos de final y dos infantiles nuestros, Darío Lobato y Asier Moreno, quedaron terceros de España por mejor puntuación en la semifinal perdida, y Saúl García hizo cuartos de final en preolímpica cadete con Jesús Parla. Este año hemos subido un escalón; Asier y Darío quedaron de nuevo semifinalistas, perdiendo con la misma pareja que les batió el año anterior, pero en cadete Saúl García y Jesús Parla fueron subcampeones de España. Hay un trabajo previo que se va notando, y estamos orgullosos de ellos”.

Daniel Gabasa, compañero de equipo de Jesús, debutó en el club la pasada temporada. “Fue un placer, la gestión de Jesús es modélica y aquí hay un ambiente magnífico. Soy el segundo más veterano del club, pero por ganas no queda. Hay ocho jugadores en el primer equipo, seis de Quinto y dos de Fuentes, mientras que en el B hay 14 fichas, 13 de las cuales son del pueblo”.

Las reglas del juego

El campeonato de Aragón se ha jugado hasta ahora con pelota lenta, pero desde este año se va a emplear la preolímpica, de gas, mucho más rápida. “Los chicos del club ya han jugado un nacional con ella. Se saca del cuatro y debe botar en el saque entre el cuatro y el siete o pasa, y las líneas son malas, no como en el tenis, que son buenas. La chapa está a una altura de 60 centímetros, y la pista suele tener una largura de 30 metros. Se juegan al mejor de tres sets, es decir, que hay que ganar dos para llevarse el partido. Los dos primeros sets son de 20 minutos o el primero que llegue a 15 puntos; en caso de empate, el tercer set es de 10 minutos o 10 puntos, con un tiempo muerto en cada set. En el decisivo hay que tener mucha sangre fría, porque como el rival se vaya de tres puntos, es complicado remontar”.

En Quinto funciona una escuela municipal de frontenis, que empezó tras varias ediciones de torneos de ámbito nacional y de jóvenes promesas celebrados en el pueblo, desde benjamines a alevines, infantiles y cadetes. “El club se encarga de dar los cursos y apoyar la iniciativa de la escuela, que en el último curso antes de la pandemia tuvo 18 alumnos; no está mal para un pueblo, y tratándose de un deporte minoritario”.

Vídeo del Club Frontenis de Quinto en 'Aragón es extraordinario'

En el frontenis hay ciertos recursos decisivos para inclinar la balanza a favor de tu dupla (se juega por parejas, zaguero y delantero) pero Jesús cree que hay uno más importante. “La clave es aguantar, que no es fácil: me refiero al peloteo y la respuesta a un ataque. Según el modo en que has movido a tus oponentes, puedes madurar más el punto y elegir un golpe u otro para decidirlo; desde un tiro abierto bien hecho, porque es arriesgado, a una doble pared. Es básico desplazar al rival y buscar un hueco; precipitarse es sinónimo de perder”.

“El que pilota el partido es el zaguero, y el que lo decide, el delantero”

Jesús Quílez ya llevaba un tiempo en el ajo cuando el Club Frontenis Quinto tomó forma como institución en 2014. El presidente de la entidad, también jugador y coordinador, es un apasionado de este deporte; la alegría se le sale por los poros al poder decir bien alto que Quinto ocupa un sitial de privilegio en el contexto del frontenis aragonés, con éxitos a nivel nacional. “Francisco Tul Borroy, cofundador, sigue compitiendo; José Luis Porroche, otro de los que estuvieron en el impulso inicial, ya no juega, pero sigue ligado al club. Otros del principio lo han dejado, por mil razones; ahí estuvieron en su día, pero quiero honrar a los que continúan”.

Aunque el calor pegue duro, como lo ha hecho en este verano y aún más en el mes de agosto, el frontón de las piscinas de Quinto siempre está ocupado. Hay afición; el deporte con más jugadores de primer nivel en el pueblo vive momentos dulces, y el ‘venenillo’ pasa de generación en generación. “Antes ya competíamos como equipo, pero sin formalizar la condición de club. Jugábamos intercomarcales de veteranos al principio, ellos fueron los pioneros aquí; ahora hay dos equipos. El A ha competido esta pasada temporada en Primera División del Campeonato de Aragón de Clubes, y consiguió el título, ascendiendo a División de Honor, mientras que el B, en el que he militado yo mismo este año junto a algún otro veterano y los chavales que empiezan, ha sido tercero y ha conseguido el ascenso a Segunda. Todo un éxito. La temporada se cortó tras apenas dos jornadas y volvió en enero, para extenderse hasta primeros de julio, pero supimos mantener el nivel y las ganas”.

Toda la vida

Jesús juega desde pequeño. “Se ve como un deporte veraniego, pero a frontenis se juega todo el año. Yo le daba desde los tres ó cuatro años, en el frontón de abajo, en el pueblo; cuando éramos los más ‘enanos’ jugabas a mediodía, porque luego llegaban los mayores -ríe- y la verdad es que nunca he dejado de jugar”.

Jesús reflexiona sobre la naturaleza del frontenis. “Quiero recalcar que esto deriva de la pelota, no del tenis; el golpe es diferente, el brazo se mueve de otro modo, es otra cosa. Si juegas bien al tenis te puedes adaptar, claro, pero no necesariamente vas a ser mejor que aquél que ya empezó en el frontón. Hay una máxima: el que pilota el partido es el zaguero, y el que lo decide, el delantero”.

Jesús refuerza su defensa del frontenis aludiendo al gran predicamento que tiene en Quinto respecto a otras disciplinas. “El fútbol siempre ha mandado, como en todas partes, junto al sala. Aquí se puede jugar bien a ambos deportes, pero también hay nivel en BMX, y mucha afición a la pesca, al motocross o el automodelismo, para citar unos cuantos; inquietud no falta. Lo que pasa es que en el frontenis han llegado muy buenos resultados”.

De cara al futuro próximo, Jesús ve fundamental que la afición se siga transmitiendo a los más pequeños, futuros talentos al fin y al cabo. “Ese trabajo lo hacemos desde la escuela, pero los propios chavales que destacan ya se han convertido en los mejores embajadores locales para aquellos que quieran probar”.

Aldabonazos de clase en el ámbito nacional y un futuro para soñar

Jesús Parla tiene 15 años, es delantero y empezó en el frontón como pasatiempo. “Ser subcampeones nacionales de preolímpica es algo que valoras; en la final no pudimos hacer mucho, pero en cuanto mejoren nuestras instalaciones podremos prepararnos mejor, y eso va a ocurrir ya”. Darío Dobato solo tiene 12 años, juega de delantero y ya despunta. “Empecé a jugar por el anuncio de la escuela municipal de frontenis. He ido subiendo mi nivel y ahora ya he competido a nivel nacional, estoy contento”.

Rafael Subías tiene 19 años, y ya ha competido en sub-22 a nivel nacional. “Empecé muy pequeño, jugando en verano con mi padre, luego ya entrenaba también en invierno y fui mejorando. Llevo cuatro años compitiendo en liga, en Tercera, y este año hemos ascendido con los dos equipos. Este deporte no tiene mucha salida aquí, pero si llegas alguna vez a un campeonato del mundo y destacas... en México hay muchos profesionales, aunque es difícil llegar allá”. Asier Moreno, de 14 años, es zaguero, como Rafa, y también empezó por la fuerza del ánimo paterno. “A mi padre le gustaba mucho esto, yo venía a verle y empecé a probar con amigos como Darío o Jesús. Los resultados han ido llegando, y ahora hay que seguir mejorando”.

Artículo incluido en la serie 'Aragón es extraordinario'.

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