Anoche el destino volvió a hacer de las suyas. Tú no lo sabes, pero has pasado la noche conmigo. No puedo negarte que no recuerdo demasiado, sólo puedo confesarte que fue maravilloso. Cerré los ojos y, ocurrió. De verdad, no recuerdo casi nada. Me contemplaste como nadie me ha mirado jamás, te abracé como nunca me besaron, y te besé como solo desean los sapos encantados. No me preguntes, te prometo que no recuerdo mucho más. Llegabas a mi cama con cara de princesa y boca de fresa, pero de fondo no se intuía a Bunbury. Yo sólo podía escuchar tu perfume y oler tus latidos.

No puedo ni debo explicarlo, no sé ni quiero saber, sólo necesitaba verte otra vez. Nunca me creerás, ni siquiera leerás esto, pero te juro que anoche pasaste la noche conmigo. Y no, no recuerdo verte marchar, ni verte despertar, ni sentirte lejos una vez más.

Porque mientras el tiempo siga su curso, seguirá dando pedacitos de su alma al cierzo.

Ella.

Imponente. Monumental. Basílica del Pilar.

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