Puerta del Carmen

Eres como una rosa de los vientos, acariciada por el cierzo, que reflejadas tu faz en el más preciado lienzo que la historia ha creado. Has cumplido más de dos siglos, y mantienes tu semblante altivo, sin que las arrugas, ni las cicatrices hayan hecho mella en ti.

Nos muestras sin pudor las heridas de gestas gloriosas, mientras guardas en silencio el precio del honor.

Desde tu privilegiado pedestal, regado con la sangre de mujeres y hombres gallardos, sigues viendo pasar el tiempo y el devenir vertiginoso de los descendientes, de aquellos, que un día, ante tus puertas hicieron solemne juramento; me acerco a ti y dejo que mis sentidos se pierdan, intentando escuchar entre los resquicios de tus piedras, aquel solemne juramento:

¿Juráis, valientes y leales soldados de Aragón, el defender vuestra Patria…?

Gracias, por mantenerte fiel, Puerta del Carmen.

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